Señor director:
En pocos días se hizo famoso un video llamado “Adiós, tía Paty; adiós, tía Lela”, en el que una madre se graba mientras sus hijos juegan y ella, desbordada por la situación, termina por pegarles en la cabeza a los menores.
No pasó mucho tiempo cuando varios de mis contactos, psicólogos, asistentes sociales, entre otras diversas profesiones, compartían este video, riéndose de lo gracioso que era. Pero para mí no lo fue. Soy psicólogo clínico infantil juvenil, y si bien los niños daban gracia, un acto de violencia no debe ser digno de tal aclamación y menos algo compartido para ocasionar risas.
El problema es que pocos pueden apreciar lo negativo de que la violencia esté tan socializada, normalizada y, por ende, invisibilizada. Incluso, legalmente, la administración de las facultades correctivas de los padres está tipificada de forma que debe ser siempre en ausencia de violencia. Este fenómeno se complejiza aún más; pareciera no importar a tal nivel que el programa Vértigo de Canal 13 hizo una parodia de este video, invitando a la madre a actuar en televisión. ¿No es acaso esto validar la violencia y perpetuarla?
La violencia no es tema de burla, mas pareciera que el doble estándar sigue siendo una constante en nuestro desarrollo.
Nicolás Gabriel
Psicólogo clínico