El tango lo conocí por mi tío Roberto, a quien le encantaba la música. Cuando estudié en el Barros Borgoño, en Av. Matta, ese era un barrio de tango. En sexto de humanidades nos tomábamos unas cervecitas y veíamos orquestas de tango. Empecé a descubrir que la letra de las canciones es la expresión de una poesía, una poesía menor, porque traduce los sentimientos del hombre. Y he ido coleccionando cosas. Tengo una copia del certificado de nacimiento en Toulouse de Carlos Gardel, y además tengo la copia de la partida misma, que demostraría que el 11 de diciembre de 1890 nació un niño de padre desconocido, llamado Charles Romuald Gardes. Pero yo me he sumado a la teoría de que Gardel nació en Uruguay. Yo he sostenido esa cosa para fregar a los argentinos.

Soy un alemán de Valdivia, pero por mera casualidad, por disposición de la gerencia de la Caja Nacional de Ahorro de la época. Mi padre era funcionario de la entonces caja, hoy día Banco del Estado, por lo que se tuvo que ir a vivir a Valdivia. Mi abuelo había nacido en Alemania, pero lo trajeron de niño a Chile. Mi bisabuelo no es alemán del sur, sino que era alemán del norte, trabajador de las salitreras. En la mitología familiar dicen que era ingeniero de ferrocarriles. Cuando murió su mujer alemana -mi bisabuela- él se casó con una señora chilena, lo cual determinó otro efecto no buscado: perdieron el idioma que se hereda a través de la madre.

Con mis amigos jugábamos fútbol todos los días, hasta que llegaba en bicicleta un carabinero que nos quitaba la pelota y se la llevaba a la Tenencia Italia. Después tenían que ir nuestros padres, y en mi caso mi abuela, a buscarnos a nosotros y a la pelota, para ir a jugar al día siguiente. Yo jugaba de zaguero, porque a los gordos nos ponían siempre en esa posición. Era pichanguero de barrio, en las calles. Santiago era todavía una ciudad tranquila. Y jugábamos en calle Santa Victoria, donde todavía no estaba pavimentado.

Conocí a los 14 años a Salvador Allende. Cuando estudié en el Instituto Nacional fui compañero de curso de quien fue mi cuñado. Y mi suegro era médico y vivía en el barrio de los médicos, en Antonio Varas. Y por ahí vivía el doctor Alfonso Asenjo, adonde Allende iba mucho. Patiperreando por allá veíamos a Allende, quien era muy accesible y seguramente era senador. Tuvimos una muy buena relación, siempre. Yo fui secretario general de la campaña presidencial de Radomiro Tomic, y en esa noche de la derrota electoral, Allende llamó a mi casa, pero yo no estaba, y le dijo a mi entonces mujer que estaba feliz, pero que había una cosa que sentía: "Debe estar Enrique sufriendo la amargura de la derrota. Dile que yo la he sufrido cinco veces".

Me gustaría que Chile fuera un poquito más disciplinado. El gran factor diferenciador de Chile respecto de nuestros demás hermanos es que dos personas que nos adscribieron al respeto de la ley, curiosamente no eran abogados: Portales y don Andrés Bello. El respeto de la ley es lo que nos permitió que aquí, después de la Batalla de Lircay, empezara a surgir una sociedad organizada. No hay ningún país en nuestro continente más europeo que Chile, tal vez porque somos una especie de isla. Pero creo que ahora hemos cambiado la brújula y hemos empezado a enfocarnos hacia Estados Unidos. Hay que volver a Europa.

¿Podemos decir que la Democracia Cristiana es un partido totalmente vivo cuando hay 113 mil militantes inscritos y votamos menos de 20 mil? No. El partido no ha tenido dificultades relevantes en el gobierno. Creo que la Presidenta ha tenido una posición de comprensión y de buen trato con la DC. Lo que sí, hemos tenido dificultades con los socios. Hay una cosa clara: tenemos una tradición falangista y tenemos que recuperar el sentido de la vocación de servicio, porque nosotros nacimos para servir a los chilenos más postergados.

Nos metieron ahora con la historia del lobby, cuando este es un país basado en la "amistocracia". Aquí no éramos corruptos, éramos amigos de los amigos. Y se hacían favores legítimos, no existían en política favores chuecos. Hay una vieja historia: cuando dicen que nombraron a un juez por 1920 y lo celebraron los amigos, él dijo en su discurso que había llegado ahí para ayudar a los amigos, fregar a los enemigos y hacerles justicia a los demás. Ese era un poquito el concepto. Con lo del lobby nadie puede recibir, porque todo está bajo sospecha. Hemos perdido la relación básica del contrato social.

¿Qué vamos a discutir en una asamblea constituyente, quiénes son chilenos? Soy partidario de la reforma a la Constitución, pero no me convence que tengamos que dictar una nueva Constitución. El país está caminando, ahora con algunas dificultades, pero camina. No tenemos que ir a un texto fundacional. Lo fundacional nuestro está en la Constitución del 2005 de Ricardo Lagos. Esa Constitución hay que perfeccionarla, porque aún tiene unos enclaves dictatoriales. Si quieren discutir si este gobierno va a tener un gobierno presidencial o parlamentario, le pido a Dios que, por favor, no sea parlamentario.

Si el país hubiera estado más tranquilo que ahora, habría sido posible un reconocimiento más profundo a los 25 años del gobierno de don Patricio Aylwin. El foco de la noticia está centrado en los problemas políticos. Igualmente, nos faltó reconocer más los 25 años, el gran homenaje lo va a dar la historia y creo que ya se lo ha dado. Yo creo que don Patricio, que hoy día ya tiene 96 años, tuvo la oportunidad de percatarse del buen juicio que va a tener su gestión. Lo que se hizo, se hizo, y ha sido favorable para el país. Pero basta con eso, don Patricio ya ha recibido todo el tributo. El ha sido el gran conductor, el hombre adecuado en el momento adecuado.

No le tengo temor a la muerte, de hecho, tengo planificada la ceremonia de mi muerte aquí. No quiero un responso o una misa exclusivamente católica o protestante. Quiero algo ecuménico: quiero a un cura, un pastor y a un rabino. No he escrito estas definiciones, pero mis hijos ya las conocen. Yo quiero música, porque me encanta la música. ¿Cuál es el signo distintivo de la muerte con los seres humanos? El silencio. Entonces, ¿por qué los que vayan no pueden escuchar la música que me gusta? Habrá tango, algunos boleros, música de piano, otra sin letra. Además, el mejor discurso es el de uno, y quiero escribir el mío y que lo lea uno de mis nietos. Tengo la convicción más absoluta que Dios existe y que me va a perdonar mis pecados.