Fue un festival con dos jornadas llenas de contrastes: el de una masa eufórica y uniforme, contra un grupo más tranquilo y diverso; una fanaticada que hizo fila desde muy temprano, versus otra que esperó hasta entrada la tarde para hacer su aparición, y un cartel en dónde el rock pesado reinó, frente a otro que combinó rock alternativo con hip hop y reggae.
Ayer se realizó en el Club Hípico la segunda jornada de Maquinaria y desde el inicio se vieron las diferencias respecto al día anterior, partiendo por la venta de entradas: para el sábado se despacharon alrededor de 60 mil tickets, mientras que ayer fue cerca de la mitad de ese número. Además, la mayoría de esas 30 mil personas optó por saltarse las primeras bandas del cartel: así fue como cuando la música partió, a las 14 horas, eran cerca de 200 fans los que escuchaban el reggae de Movimiento Original -la única banda chilena que actuó en uno de los dos escenarios principales- y una veintena se movía con el DJ mexicano Luis Flores, en el escenario Lenovo. Desde el show del grupo chileno quedó en evidencia que los problemas de sonido que había tenido la primera jornada, y que la producción adjudicó al fuerte viento que corrió todo el día, habían desaparecido.
El que abrió los fuegos en el segundo escenario central fue el japonés Miyavi, que fue observado por un pequeño grupo muy fiel. Mientras, en el escenario Lenovo, Gepe y Francisca Valenzuela eran aplaudidos por una cantidad de público mayor que el que había llegado hasta ahí en la tarde del sábado.
El grupo de hip hop español Violadores del Verso fue el primero en ser observado por una cantidad de público que se acercaba a los cinco dígitos y que estaba compuesto por fanáticos del reggae y el rap, que es lo que se ofrecería por toda la tarde en ese escenario. Los españoles, al igual que el grupo Soja hicieron discursos a favor de la lucha estudiantil. Quien coronó la fiesta de los hip hoperos fue Snoop Dogg, quien además de sus características joyas, llegó acompañado por un grupo de bailarinas para lanzar éxitos como What's my name?.
Más temprano, la mayor fiesta de la jornada llegó de la mano de Damian Jr. Marley, quien encendió al público con canciones propias y también otras sacadas del cancionero de su padre.
Y si el primer escenario quedó reservado para los fans del reggae y el hip hop, los rockeros peregrinaron hacia el siguiente, y llegaron en masa para ver a Sonic Youth, que dio el que muy posiblemente será su último concierto en Chile. "Manténganse libres", fue la despedida que hizo Thurston Moore al terminar un set de una hora y media, que incluyó canciones como Sugar cane y Starfield road, y que recorrió toda la discografía de la banda, bajo un potente sol que hacia el final de su show ya empezaba a esconderse. El mismo Moore más temprano alabó a la audiencia: "Son asombrosos" y "es un honor estar aquí", dijo.
Más tarde, le tocó el turno a Primus de subir al mismo escenario. A las 23.25 apareció Stone Temple Pilots para cerrar la noche. En el escenario Lenovo, el encargado del cierre sería Tiga. Antes de eso, hubo un cambio de planes: a las 20 horas se suponía que aparecería James Murphy, pero el ex LCD Soundsystem llegó más tarde de lo esperado, por lo que salió primero Gui Boratto, quien estaba anunciado para las 21.15. A las 21.30 actuó Murphy.
Carpa y nuevo escenario
Mientras Sonic Youth empezaba a tocar, Leonardo Valeria, el director general de la productora a cargo del festival, lanzó a La Tercera las primeras ideas de lo que vendrá para Maquinaria en 2012: a pesar de que el escenario más dedicado a la electrónica tuvo baja convocatoria por largos tramos de ambas jornadas, Valeria considera que no hay que eliminarlo, sino potenciarlo: planea moverlo a una carpa con capacidad para cerca de 10 mil personas, idea que también se había manejado para esta edición del festival. Además, la idea es tener un cuarto escenario, que estaría dedicado exclusivamente a las bandas chilenas. "Es otra manera de seguir creciendo", comenta.
El organizador hace un balance positivo de esta segunda edición, a pesar de que hubo problemas como el del colapso del sector VIP (ver recuadro); que la primera jornada las pantallas gigantes tuvieron fallas y que en algún momento se acabó la comida a la venta. "Siempre hay cosas para mejorar, pero la gente que vino a ver música y se concentró en eso se fue feliz. Llegaron todas las bandas, tuvimos una gran convocatoria y sin hacer ninguna oferta de último minuto", evaluó.