Hubo un tiempo en que la antropología y la etnología no consistieron sino en los apuntes hechos por viajeros u observadores sobre los pueblos "primitivos" -tribus "salvajes" o "exóticas", una especie distinta de la humanidad-, o bien, en especulaciones sobre la historia de la civilización, en ambos casos, sin relación alguna con la vida moderna.

Pronto, sin embargo, los antropólogos se percataron de que el estudio de estos pueblos permitía captar que nuestra vida mental podía estar determinada por las formas de vida social, que una serie de cuestiones que parecían evidentes eran el fruto de nuestra cultura, que nosotros podíamos ser los exóticos. El estudio de esos pueblos permitía observar nuestra propia civilización de manera objetiva.

El antropólogo Marc Augé (79) hizo investigaciones de terreno en Africa Occidental, en los inicios de su carrera. Luego proyectó su mirada sobre lo que lo rodeaba, proponiendo una "antropología de los mundos contemporáneos" -aeropuertos, hoteles, el metro de París-, así como de sus viajes a otros países. Acuñó el concepto de "no lugar" para referirse a zonas transitorias y de soledad, y a la situación social actual que llamó "sobremodernidad".

En una conferencia en Chile, Augé habló de la idea sobre la migración a Europa de gente que huye de los países del "sur", pero un sur metafórico. Pero también conoce el sur verdadero. De hecho, estará en Chile para presentar el libro Cinco conferencias sobre antropología y globalización: las conferencias del sur, publicado por la U. Católica de Valparaíso, que recopila conferencias dadas en el país entre 2008 y 2012. La cita es el 15 de octubre, a las 18 horas, en la Casa Central de la U. Católica.

En el ejemplar aborda desde el objeto de la antropología hasta el paisaje, la crisis actual y la distinción de sociedades que privilegian lo conocido por sobre lo desconocido.

¿Vivimos una época de crisis?

Una crisis a la vez metafísica o macrofísica, por la pequeñez del planeta en el infinito del universo; una social, por la desigualdad en los ingresos y en el acceso al conocimiento, y una crisis ecológica y política.

Usted define esta época como "sobremodernidad". ¿Cuáles son sus características?

El individualismo incrementado pero pasivo, la aceleración de la historia y el encogimiento del espacio bajo los efectos de las tecnologías de la comunicación.

Las sociedades que privilegian lo desconocido, ¿son las nuestras?

Hay sociedades avanzadas en el ámbito de la ciencia y otras que están muy lejos de eso. Un aspecto de la migración es la fuga de cerebros.

En una conferencia habla de gente que huye de los países del "sur"...

El sur metafórico es el conjunto de los países más pobres y los más desfavorecidos, por las violencias, las guerras y las hambrunas.

¿Cómo ve el futuro?

La historia no ha terminado y ella nunca ha sido un largo río tranquilo. El individuo es mortal y no puede escamotear la historia. Soy optimista en el largo plazo y sin ilusión.