Después de que la Presidenta Michelle Bachelet anunciara en su discurso del 21 de mayo la creación de un canal cultural y educativo, se inició de inmediato un debate sobre cómo sería, quién estaría a cargo y si era necesario. Fue una sorpresa, pero sólo para quienes no estaban familiarizados con el programa de Gobierno de la mandataria, específicamente en la página 135: para aprovechar el nuevo escenario de la TV digital, se prometió crear un canal gratuito, educativo y cultural, desarrollado bajo el alero de TVN.
Antes del discurso presidencial no había avances concretos en el tema, pero después de eso, los distintos ministerios a cargo de su diseño -Mineduc, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y Secretaría General de Gobierno- comenzaron a articularse rápidamente. Y a ellos se sumó, por supuesto, Hacienda. En esta entrevista, el Vocero de Gobierno, Marcelo Díaz, por primera vez se refiere en concreto al proyecto de Ley que creará esta nueva señal.
Esta semana usted dijo que el proyecto de Ley será tramitado antes de fin de año.
Será presentado antes de final de año. Tenemos ya las principales definiciones y estamos trabajando en identificar los costos. Además, vamos a tener la próxima semana un seminario (ver recuadro) con la sociedad civil que nos va a permitir recabar la opinión que hay en el mundo creativo, audiovisual y educativo, y las distintas ideas y perspectivas que deberían orientar el canal. Este es un proyecto emblemático de la Presidenta, crear un canal educativo-cultural de carácter público, sin publicidad, que sea un complemento a los esfuerzos que hemos hecho en el fomento a la creación audiovisual. Pero también del esfuerzo educativo que estamos haciendo como país. Con esos elementos la Presidenta adoptará las últimas definiciones, para enviar el proyecto de Ley que crea el canal de aquí a fin de año a más tardar. Ojalá más temprano que tarde.
¿Con la idea de tener el canal al aire antes del término de este gobierno?
Absolutamente.
¿Y se puede hacer un canal tan rápido? Porque será nuevo, independiente a TVN.
Lo que hemos venido conversando con el Directorio de ese canal, es que la nueva señal sea administrada por una figura jurídica distinta. De hecho el proyecto de Ley va a abordar el tema de los recursos, de su gobierno corporativo y de la vía por la cual se va a "alojar", por decirlo de alguna manera, en TVN.
¿Eso significa que irá en la señal dos de TVN que entrega la Ley Digital?
No. Estamos pensando en una tercera concesión de carácter cultural educativo. El proyecto de Ley establece expresamente cómo se financia, cuáles son las estructuras corporativas y, lo que es sustantivo, tiene que ver con los contenidos, hacerse cargo de esta definición cultural-educativa. Es algo que hemos venido dialogando con TVN, pero cuya principal responsabilidad compete al Ministerio de Educación y al CNCA. A nosotros como ministerios nos ha correspondido hacernos cargo de la estructura, pero luego hay que hacer un debate de contenidos, que no lo aportaremos sólo desde el Gobierno, sino que también pueda provenir de TVN y de la sociedad civil.
El financiamiento es lo más complicado, considerando el estado de la industria televisiva, y todo lo que ha dicho el ministro de Hacienda en los últimos meses.
Hemos conversado con Hacienda, estamos trabajando con ellos. El proyecto se va a enmarcar dentro del critero de austeridad y responsabilidad fiscal que inspira al conjunto de la acción del gobierno. No escapa a esa lógica. Y por tanto estamos viendo una estructura muy liviana, que básicamente ayude a potenciar la creación audiovisual independiente. Esto se complementa tanto con el fondo del CNTV, como con el fondo del CNCA. Sería un tercer elemento que vendría a converger en una política de fomento audovisual nacional y en la economía creativa del país, que por lo demás, ha demostrado una vitalidad significativa. Hay productos audiovisuales chilenos que gozan de gran prestigio y aprecio de los ciudadanos, pero también que han trascendido nuestras fronteras. Este es un instrumento que va a ayudar también a eso. Un segundo elemento es que el proyecto tiene rasgos de descentralización: permitir dar pantalla a la creación audiovisual regional. Y un tercer elemento, que hoy es un ámbito no satisfecho por la televisión abierta, es tener contenido audiovisual para la población infantil. Eso es una deuda pendiente. La televisión hoy conversa poco con el sistema educativo.
¿Quién define qué es cultural y qué es educativo?
Hay mucha experiencia comparada. Queremos que este canal sea parte de una red mundial de canales culturales educativos con experiencias muy relevantes. Es cosa de ver la experiencia catalana, la de la BBC, etc. Habrá sin duda un trabajo de definición del gobierno corporativo de ese canal. Y lo que queremos hacer en el seminario de la próxima semana es que la discusión de las direcciones programáticas del canal -sin perjuicio a lo que le corresponda en su momento a quien lo dirija-, también pueda ser objeto de una reflexión como país. Una encuesta del CNTV da cuenta que los chilenos siguen viendo mucha televisión, casi 3 horas diarias, pero tienen un juicio crítico frente a su calidad. Este es un canal que tiene que ser capaz de satisfacer esa demanda de calidad que nos plantean los ciudadanos. Aunque sea un canal sin publicidad, debe tener vocación de masividad.
¿El gobierno autónomo del nuevo canal considera un directorio como el de TVN, con miembros divididos por espectro político? ¿O con expertos culturales y audiovisuales?
Hay ahí unas definiciones que aún debe tomar la Presidenta, pero lo que queremos es que su gobierno corporativo dé primero garantías de autonomía, de independencia, pero también de pertinencia en relación a los contenidos y objetivos del proyecto.
Porque ahí el riesgo es que, como ha pasado en TVN en algunas ocasiones, se vea secuestrado por las diferencias entre partidos.
Por supuesto, este canal tiene que estar fuera de toda lógica partidista política. Este es un proyecto que viene a satisfacer una demanda ciudadana de calidad en la TV. Y también a poner en la pantalla abierta contenidos que no están siendo cubiertos, como lo infantil. Busca ser una ventana para la creación cultural nacional y pantalla para la creación de regiones. Esos son sus propósitos y su futura directiva tendrá a la vista que esos son los mandatos que van a recibir.
¿Ya hay nombres para ese equipo?
No. Estamos muy en verde para ponerse a pensar en eso.
¿El presidente del directorio será nombrado por la Presidenta como en TVN?
Prefiero no adelantar esas materias, porque si no siempre el debate termina focalizado en eso, que no es lo más sustantivo. Lo importante es que sea un canal para los propósitos que se han planteado. Queremos mucho diálogo con la sociedad civil, porque lo que tiene que haber cuando uno plantea una política pública de este tipo es una interacción con aquellos que van a a ser protagonistas del proceso, independiente de que estén dentro o fuera de la estructura.
Como política pública entonces importa la masividad, porque el riesgo de un canal cultural y educativo es que sea aburrido y nadie lo vea.
Exactamente. Este no es un canal de nicho. La vocación de masividad es fundamental, sobre todo cuando se está hablando de inversión pública, que sea socialmente rentable, que llegue a la mayor cantidad de gente posible. Y yo creo que hay capital para aquello. Hay productos destacados, premiados por los fondos concursables que han tenido alta audiencia, que han contado con el aprecio de la gente. Que sea masivo y pueda ofrecer más. Por ejemplo, que sea una ventana a la diversidad cultural y territorial de Chile. Que la gente se vea reflejada. Estamos en condiciones, sobre todo en un periodo de reformas educativas, de que sea un instrumento que colabore y converja con los propósitos educativos del país.
¿Conocen el costo de inversión del canal?
Tenemos estimaciones, pero estamos en el trabajo técnico. Hemos estado trabajando con el Ministerio de Hacienda. Pero insisto que nuestro criterio es que sea una estructura muy liviana. Porque, además, hay que hacerse cargo de que esto ocurre en medio de un cambio de paradigma muy profundo en la televisión; en ese ámbito, se trabaja en que esté presente en distintas plataformas, que se haga cargo de los nuevos espectadores.
Antes de pensar en el canal cultural educativo del Estado y entregarle recursos, ¿no valía la pena inyectarle recursos a TVN y cambiar la Ley de 1992?
Primero, la TV digital permite esta diversidad de señales. Hoy es más factible plantearse el proyecto así. Si uno mira España, Corea, Argentina, Inglaterra y más, uno ve que la TV pública mira hacia allá: tener distintas señales para distintos segmentos. Nosotros tenemos el debate pendiente respecto a la Ley de TVN, que vamos a retomar en algun momento, esa es una instrucción presidencial. Hoy la prioridad es sacar adelante este proyecto.
La crítica de los otros canales nacionales cuando se anunció el proyecto, el 21 de mayo, fue si se necesita un canal así, que va a tener que competir con el cable.
Hay un sector importante de la población que no tiene acceso al cable y que hoy no cuenta en la TV abierta con oferta de contenidos. A nosotros nos parece relevante y creemos que es el rol del Estado, que ese segmento significativo de ciudadanos, especialmente de niños, niñas y adolescentes que hoy no tienen contenidos, tengan una ventana. Hemos conversado con la directiva de Anatel sobre el proyecto y hemos encontrado una buena recepción de su parte.