A inicios de año, San Antonio vivió un amago de disputa bibliotecaria. La directora de la Biblioteca Municipal jubiló y su cargo fue codiciado por diferentes sectores. Pero el municipio optó por un funcionario subrogante. "Alguien de su área de influencia", precisa el escritor Marcelo Mellado, vecino y crítico de la biblioteca. "Es poco más que una casetita sanitaria", dice. Por eso, en su calidad de presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, filial San Antonio, se reunió con el subdirector de la Dibam, Gonzalo Oyarzún, para pedirle que presionara para que la municipalidad llamara a concurso público. De paso, Mellado encontró la materia de su nueva novela.
Se llama La hediondez y, en el mejor estilo de Mellado, es una parodia hilarante sobre las disputas político-culturales entre poetas de poca monta de San Antonio, precisamente a propósito de la Biblioteca Municipal. Sexo, surf, crimen, mala poesía y los peores hedores del puerto complementan la farsa. "Es una parodia absoluta", dice.
Es algo más: el fin de lo que Mellado llama su "saga sanantonina". Empezó en La provincia (2001), siguió con Informe Tapia (2004), luego con los cuentos de Ciudadanos de baja intensidad (2007) y ahora baja la cortina con La hediondez. En suma, un retrato -con odio, sorna y humor- de las miserias y mediocridades de la provincia chilena y su burocrática vida cultural en clave carnavalesca.
"Todos estos libros tienen a mis típicos protagonistas: poetas enfrentados. Y a San Antonio como el eje central del relato. Me deberían dar un premio municipal", dice.
Adiós poetas
En La hediondez la guerra es entre los bandos de Prudencio Aguilar y el Poetiso Caldera. El primero es un poeta y tallerista de la costa que propone un proyecto de biblioteca independiente: la municipal está afectada por los hedores del edificio colindante, el Centro de Recuperación de Animales Exóticos, donde suelen caer lobos marinos y zorrillos heridos. El Poetiso Caldera preside la Asociación de los Amigos de la Biblioteca y, según su rival, es un "operador político" y "ex integrante de la maldita Concertación".
Aguilar y los suyos inician gestiones por su proyecto con una performance: una declaración pública sobre el valor de la biblioteca que va estampada en las "nalgas de una docena de poetas". En ese grupo está la exuberante Elizabeth Portentosa y el músico y surfista Chucho Valdés, quienes inician un tira y afloja amoroso. El bando de Caldera se pone nervioso, los espía y decide detener a toda costa su plan.
Más criminales que nunca en la obra de Mellado, los poetas de La hediondez torturan y están dispuestos a matar. Es la exageración final: "Esta es la última vez que escribo de ellos, ya me olvido de los poetas. No más", dice el escritor.
La realidad es menos terrible. Pero es opaca: en 2007 un grupo de poetas de Valparaíso lo zamarrearon y le tiraron huevos por escribir sobre ellos. Salió ileso. La Biblioteca Municipal de San Antonio aún la dirige un subrogante y sigue igual: "Es horrible. Somos la cabecera de la provincia, estamos enclavados en lo que llaman el Litoral de los Poetas y la biblioteca es poco más que una mediagua, donde la gente va a ver internet y los niños a hacer tareas. Es un fracaso institucional", dice.
Mientras espera la reedición de La provincia, vía Editorial Cuneta, Mellado escribe una novela sobre la Batalla de Placilla, de 1981. "Un periodista de una universidad charcha hace una investigación sobre Placilla. No le interesa, es una pega charcha. Lo único que quiere es irse de este país", adelanta.