Desafiando la falta de libertad y la constante amenaza sobre su integridad física, muchos fotógrafos de Chile y el mundo dejaron registrados los hechos posteriores al golpe de 1973. Pero muy pocos de ellos, probablemente, llegaron a esa instancia de manera tan azarosa como Marcelo Montecino (1943). Era un treintañero que había gozado de una educación de primer nivel en Estados Unidos, se iba a dedicar a la docencia en literatura, pero al mismo tiempo quería probar su talento para la fotografía, que le apasionaba. Qué mejor escenario que su país, sus paisajes, sus mujeres, y también el inédito proceso social que se vivía con la llegada de la UP al gobierno.
Marcelo Montecino venía de Washington y aterrizó reconociendo primero que nada esa estampa de un Santiago sucio, gris y pobre que nos recibe en el camino entre el aeropuerto y la Alameda. En esta aventura lo acompañaba su hermano menor Christian, quien ya era fotógrafo y cineasta. Sus planes incluían necesariamente el sur de Chile, recorrer, fotografiar y disfrutar. Pero al poco tiempo, todo se transformó; los hechos ya los conocemos de sobra. Irónicamente, a Marcelo Montecino la madurez (fotográfica) le llegó de "golpe". Después de registrar obsesivamente La Moneda bombardeada y lo que siguió en esos meses, puso en su carnet de identidad: Profesión Fotógrafo.
Sus imágenes registran lo que ocurría en las calles antes del 11 de septiembre: manifestaciones, vendedores callejeros, niños, filas para comprar. Y lo que vino después. A dos días del golpe, fue a reconocer La Moneda destruida, y un señor de cuello y corbata lo alentó: "Saque fotos! Para que todos vean lo que hacen esos salvajes".
También por esos tiempos llegó al acuerdo con su hermano Christian de publicar juntos un libro de fotos. Pero el menor de los Montecino se convirtió en una de las víctimas: en octubre de 1973 fue acorralado y muerto por una patrulla militar en el túnel Lo Prado.
Este 2011, Marcelo Montecino está concluyendo cosas pendientes: acaba de publicar el libro Irredimible. Diario 1973, con fotografías de él y su hermano; y por otra parte, los asesinos de Christian fueron, hace pocos meses, condenados por un fallo de la Corte Suprema.
Irredimible. Diario 1973 (Ocholibros) incluye imágenes anteriores e inmediatamente posteriores al 11 de septiembre. En el intertanto, Montecino se integró a la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI) y pasaba con ellos capturando la convulsionada situación en las calles; de ellos aprendió - dice- "el acercarse más, dar otra vuelta a la esquina, que es lo que se requiere para ser fotógrafo".
Hoy vive entre Chile y Maryland, Estados Unidos. Con 38 años de trayectoria en el fotoperiodismo, ha cubierto parte importante de los procesos políticos latinoamericanos, además de una gran diversidad de temas, para medios como Newsweek, Washington Post, Playboy y Financial Times.
Su libro Irredimible fue presentado en el Museo de la Memoria, donde también se están exhibiendo sus fotografías en una muestra homónima. En las páginas del libro encontramos un registro histórico invaluable y al mismo tiempo esa idea de "diario" con que él lo titula, un testimonio colectivo, pero intensamente personal, con la muerte de un ser querido -su coautor- mediante, y breves fragmentos en donde relata, a ratos con una amarga ironía, lo que iba encontrándose a su paso: el sol de primavera sobre las cabezas de los detenidos en el Estadio Nacional; el llanto de las mujeres que no sólo lamentaban a Neruda, sino la muerte de una época; la transformación del cuerpo militar a medida que se iban definiendo las características del nuevo régimen; la silenciosa espera de los familiares en las puertas del Servicio Médico Legal, donde llegaban los cuerpos fusilados; los diarios y libros quemados en los allanamientos a domicilios particulares; el miedo instalado en la ciudad, en la vida cotidiana.
"El libro puede ser leído como un bildungsroman, de cómo Montecino se vuelve un fotógrafo; como crónica de viaje; como diario de vida", anota en el prólogo Alfredo Jocelyn-Holt. Un viaje al paraíso que se transforma en un paraíso perdido.
Este testimonio visual permite una nueva mirada, encontrarse con cientos de pequeños detalles, o como dice el propio Montecino: "dar otra vuelta a la esquina" de hechos cuyas consecuencias aún se viven en Chile. Ya en venta en librerías, Irredimible. Diario 1973 es la historia de una pérdida, de una situación quizás irreparable, y también de una promesa pendiente de Marcelo Montecino a su hermano Christian.