"La gloria es para Chile, la vergüenza para México". Con esas palabras recordó ayer el escritor mexicano Fernando del Paso en una carta publicada en el diario La Jornada, la tragedia ocurrida en su país el 19 de febrero de 2006. Ese día, 65 mineros quedaron sepultados luego de que se produjera una explosión en el yacimiento de carbón Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, en la región de Nueva Rosita de Coahuila. A diferencia de lo ocurrido en Chile, las autoridades locales no hicieron entonces mayores esfuerzos por recuperar a los trabajadores, un hecho que recordaron ayer los mexicanos mientras el mundo se maravillaba con el rescate en la mina San José.

Tras el accidente, los mineros mexicanos quedaron sepultados a 150 metros de profundidad, en un túnel horizontal de 1,6 kilómetro de largo. Seis días después de ocurrida la tragedia y tras algunos intentos por hallar a los mineros, el Grupo México, la más grande compañía minera del país, informó que "no había posibilidad alguna de supervivencia tras la explosión" y destacó que rescatarlos era muy riesgoso, por la presencia de gases. Sólo fueron recuperados dos cadáveres de los 65 mineros atrapados. Tras ese hallazgo, se informó que continuarían los trabajos de rescate, algo que no ocurrió. Hoy, cuatro años después, los familiares exigen a las autoridades que se recuperen los cuerpos.

En su carta, Del Paso dijo que "aquí no movimos un dedo, no hicimos un solo intento, por modesto que hubiera sido, y aunque hubiera fracasado, por salvar la vida de uno solo de nuestros mineros de Pasta de Conchos". Por su parte, el obispo de Saltillo, Raúl Vera, demandó ayer que el caso sea reabierto. El religioso sostuvo en una entrevista radial que las autoridades no quieren recuperar los cuerpos, porque si los encuentran juntos cerca del tiro de la mina, se confirmaría que estaban vivos y esperaban ser rescatados. El obispo, así como otras figuras de relevancia nacional destacaron también que los trabajadores mexicanos estaban a sólo 150 metros de profundidad, mientras los chilenos estaban a casi 700 metros.

Defendiendo la decisión adoptada, Francisco Salazar, quien era ministro del Trabajo en 2006, sostuvo que lo ocurrido en México no se puede comparar con la situación de Atacama, ya que "esa mina es de cobre y Pasta de Conchos es de carbón, un elemento explosivo".