Vivo en el sur, en un campo en Ninhue, y tengo un departamento en Santiago. Siempre me levanto temprano, hago mis ejercicios, a veces salgo a correr. Medito. Hago yoga. Después voy a recibir a mis trabajadores, que son tres o cuatro. Mi campo está en una montaña de secano; el pasto verde allí es un milagro. En el verano tuvimos zapallo italiano, porotos, maíz, papas, cebollas, ají, berenjenas... Nuestras cosechas las repartimos entre mis trabajadores, sus familias, la mía y amigos. Yo no hago un negocio de la agricultura, lo hago porque quiero estar en constante contacto con la naturaleza.

Tengo un caballo que se llama El Futuro y 12 cabras que son mi dolor de cabeza.

Mi papá, Alberto, conoció a mi mamá, Inés, porque él era su dentista. Se enamoró de ella en el sillón dental, esa era la gran historia que nos contaban. Nosotros somos cinco hermanos; yo soy el segundo.

Estuve en el Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle. Lo pasé muy bien, jugaba mucho a la pelota. Y después me cambiaron, creo que en tercero de humanidades, al colegio de El Bosque. A mis hermanos los habían aceptado allá, a mí no, había dudas respecto de mis inquietudes. Pero luego me aceptaron.

Eramos vecinos de los Frei. Frei Montalva era muy amigo de mi papá, era su dentista. Aunque yo era chico, me acuerdo: mi papá me llevaba a la casa, y don Eduardo llegaba al final del día. Me llamaban la atención los guardias en los ascensores y que se paraban en los umbrales de las puertas. Don Eduardo le decía a mi papá que él era el único que le podía meter el dedo en la boca.

Decidir llevar adelante esta candidatura ha sido un proceso. Chile me interesa, me siento un ciudadano, y por eso he estado cerca de los procesos sociales, políticos y económicos. No es que esto de repente aparece de la nada. Yo fui presidente de curso en la escuela, abanderado del colegio, capitán del equipo de fútbol. Siempre tuve liderazgo.

Soy vegano desde hace muchos años. Primero fui vegetariano, hace unos 40 años, comía sólo pescado. Después el cuerpo me empezó a rechazar el pescado y tuve que dejarlo. Me convertí en un lácteo ovo, y me encantaba: comía harto queso, huevos revueltos. Y hace 20 años fui a ver al padre de la microbiótica y me dijo que yo era un perfecto vegetariano, pero que tenía que dar un paso más. Hoy soy vegano. En mi campo no se puede cazar, castrar ni matar un animal. No quiero sangre animal derramada allí.

Me gusta la cocina. Cocinaba bastante antes de la campaña, pero hoy me falta tiempo. Mis especialidades son los vegetales, el cuscús y el ratatouille. Me encanta hacer pan. Me gusta tomar mate. La comida chilena es muy vegana, si olvidamos la cazuela de ave y esos platos.

Desde chico sentí mucha pasión por la naturaleza, era muy contemplativo, miraba las flores, los árboles. Es una cosa muy bonita.

No tengo religión, no practico ni una. Soy un respetuoso de todas las que existen. Sí creo que todos deberíamos tener nuestra propia práctica espiritual, no como una materia de fe ni de creer, sino de ser.

Viví en Estados Unidos desde el 72 al 99. Y luego me fui a Suiza como representante del Banco Mundial ante las Naciones Unidas. Entonces pasé cuatro años en Nueva York, y viví en Ginebra otros cinco. Luego viví en Portugal, hasta el 2009, y cuando volví a Chile se me acercó el Partido Ecologista y comenzó a florecer algo importante, una idea de cambio del sistema neoliberal, una preservación propositiva de la naturaleza.

Uso el pelo largo y visto túnicas desde los tiempos en que trabajaba en el Banco Mundial. Allá no causaba revuelo como acá, pues había orientales vestidos con kimonos, etíopes vestidos según sus tradiciones y así.

Fui considerado el primer economista ambiental desde que llegué al Banco Mundial, en 1976, aunque mis intereses por la naturaleza se habían mostrado mucho antes. Cuando estuve en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile tomé dos menciones: macroeconomía y economía agrícola. Estaba muy interesado en la naturaleza. Luego, en la universidad de Rhode Island, estuve en el departamento de oceanografía y economía de recursos naturales. Y en la universidad de Wisconsin obtuve un doctorado en Economía Ambiental.

Hablo francés, inglés y portugués. También, y por los pasos de mi padre como embajador por Líbano, Siria y Jordania, desde 1967, domino algo de esos idiomas, y un poco de sánscrito.

Fui nombrado Lama por un maestro. Esto no es una carrera universitaria, son procesos. Yo fui nombrado lama océano de amor y compasión. Me dijeron: más compasión, amigo, más compasión, sea usted el océano de amor y compasión. Y eso es muy bonito, porque siendo chileno y no tibetano, que alguien reconozca que tú puedes caminar en ese camino es increíble.

Soy legalmente soltero. Me separé, pues en esa época no había divorcio. Había que anular el matrimonio. Soy soltero y tengo tres hijos. Un hombre y dos mujeres.

Corrí siete maratones ya de viejo. Mi motivación era dejar de fumar, fumaba mucho. Fumé hasta el 84. Yo sabía que no podía dejar de fumar sin hacer una actividad física. Al principio mi pulmón lo pasó terrible, pero después de varios años entrenando dejó de molestarme. Corrí en Nueva York, Washington y otras ciudades de Estados Unidos. S