Siento que con Los 80 encontré una satisfacción como actor donde se cumplen todas mis expectativas y exigencias. Antes, cuando uno hacía tele, era necesario hacer teatro para tener escuela. Con las series Huaiquimán y Tolosa, Héroes y Los 80 sentí que la tele estaba madurando y era un terreno fértil para los actores. Ya no es necesario el teatro para sentirme feliz como actor.

Mi primer recuerdo de infancia es en San Fernando, gateando en un piso de madera, en un cumpleaños. Los cumpleaños eran en la casa. Mis papás organizaban la fiesta todo el día, me compraban ropa nueva, hacían la torta, la sorpresa en un cucurucho de confort forrado en papel de regalo.

Hace poco me retiré del grupo 3x7=21. Lo hice por cansancio, porque tengo menos energía, pero sobre todo por tiempo, que quiero dedicarlo más a mi familia. En las Fiestas Patrias el grupo tocó todos los días.

Me gusta cocinar. Hace dos días preparé unos porotos granados muy buenos, hago también un caldillo de congrio rico.

Mi mamá es enfermera y trabajó hasta que se jubiló en el Hospital de San Fernando. Cuando niño, mi mamá me llevaba al hospital y yo me iba al patio del pensionado a buscar caracoles entre las plantas y los ordenaba en una fila.

Luego de que mis papás se separaron, viví con mi mamá, mi abuela, mi hermana y después sus dos hijas. ¿Cómo es crecer entre puras mujeres? Supongo que tiene un lado positivo y otro negativo. Uno puede pensar que de esa manera uno entiende mejor a las mujeres o quiere estar lejos de ellas.

Mi primera inclinación de niño fue ser cura. Mi tío abuelo era cura misionero y cada cierto tiempo llegaba a nuestra casa y hacía misa privada para la familia. Me gustaban las hostias, los pañitos, los platitos. Me vestía de sacristán y lo ayudaba; en el fondo me gustaba el ceremonial, el escenario. Después entré a un grupo de folclor en el colegio y terminé en el taller de teatro. Ahí me convencí que quería ser actor.

A Santiago había venido pocas veces, en paseos del colegio y con mi papá. Conocí en serio Santiago cuando vine a la prueba de teatro en la U. de Chile. Hice un monólogo pésimo y me pidieron que hiciera una acrobacia. Todos hacían volteretas en el aire. Lo único que pude hacer fue la vuelta de carnero. Lo bueno fue cuando improvisé.

Me gusta mucho la historia. Colecciono libros de librerías antiguas. Tengo mis picadas en el centro, Pedro de Valdivia, el Barrio Italia, o una que existe todavía en la galería El Patio, en Providencia. Tengo una colección grande, estudio por temas. Empecé por la cueca y el roto chileno. Ahora me apasiona la vida del matarife, porque el matadero es el epicentro de la cueca brava.

Chile es como una sala de experimentos, pasan cosas que no pasan en otros lados y salen al mundo: el gobierno socialista democrático de Salvador Allende, el surgimiento de Camila Vallejo, etc.

Veo a la juventud más insolente con las instituciones que a veces le han hecho mal al país. Hace falta gente joven que saque las telarañas. Ahí surge la cueca como un ejemplo. La cueca siempre ha existido, pero se le trató de encausar, estructurar, dar códigos como si fuera fórmula matemática, la transformaron en un animalito para ser exhibido, porque así pensaron que se iba a proteger la especie. Pero al encerrarla le quitaron la esencia. Muchos comenzamos a recuperar la esencia libertaria de la cueca, y eso le gustó a los jóvenes, que la han hecho propia. La bailan y cantan como quieren.

Mi papá es músico, tenía un grupo que se llamaba Los Tábanos, de allí salí músico, yo creo. Trabajó en la Municipalidad de San Fernando y después, con un cambio de gobierno, lo echaron. Ahora tiene un puesto de papas fritas en San Fernando y es chofer.

Vivo con mi pareja, Bernardita Baeza, y su hija Matilde en el Barrio Italia. Ahora estamos buscando casa, así que todo el tiempo lo volcamos a eso. Los fines de semana nos reunimos con su familia, caminamos por el barrio, vamos a la plaza o al cine.

Me encanta el cine, lo veo por placer y curiosidad, no veo nada por obligación. Una película que me fascina es "El Padrino".

No me gusta ningún candidato a la presidencia. Cualquiera que viene de un partido político, para mí está viciado. El sistema binominal no permite que los independientes participen. Los políticos han usufructuado del país, son un lastre. Nunca he militado ni voy a militar en un partido político.

Para el golpe yo tenía siete años. Mi mamá llegó a la casa llorando por las bombas lacrimógenas que estaban tirando en el centro de San Fernando. Mi familia no tenía tendencia política, era un poco como mi familia en Los 80.

Hoy estoy viviendo un momento difícil, trato de mantener un equilibrio con los seres que amo. A los 46 años no es tanta la energía. Busco esa felicidad que todos anhelamos, pero ahora con una disposición diferente. Antes, el trabajo se llevaba todo mi tiempo; ahora es secundario.

Hace un tiempo me dio por las rosas. Me compré una revista para cultivar rosas. Pero me duró menos que un candy, fue entusiasmo pasajero. Me gustan mucho las flores y las plantas. Tenemos una casa en Villarrica, que estamos llenando de plantas.

Tuve mucho contacto con la fe y la religión católica, pero ahora, si pienso qué viene después de la muerte, sólo se me ocurre el descanso.