Los viajes me apasionan. Perdí la cuenta de cuántos países conozco. Siento un amor profundo por Italia, por mis raíces… a mis amigos prácticamente los he obligado a viajar a Italia. Es tanta mi pasión por viajar, que me casé con una agente de viajes.

Cuando niño, todos los domingos los pasábamos la familia completa en la casa materna, en San Diego con Avenida Matta. Todo estaba impregnado a olor a salsa de tomate y pasta. Después, el programa era ir al estadio con mi papá, a ver al Audax.

Soy tímido, soy súper vergonzoso. No es que me dé vergüenza la exposición pública, pero en las relaciones personales me da vergüenza. Si hay mucha gente y tengo que hablar, me corto.

La primera pelota de fútbol que tuve me la regalaron bien chico, pero siempre fui malo. Fui un discreto basquetbolista, jugaba en el colegio y en la universidad, pero para el fútbol era negado.

Mi familia viene de la Basilicata, una zona muy pobre de Italia. Mi mamá me adoraba, era el único hijo hombre. Era la típica italiana que agasaja con la comida, por allí viene mi gusto por la buena mesa. Mantenerme flaco es un gran esfuerzo.

Mi papá vivió 102 años y mi mamá, 97. Estuvieron 72 años casados, puro amor. Murieron el mismo año.

Me gusta mucho leer. Soy de los que toma un libro y lo combina con otro. Leo varios a la vez, en español y en italiano. Me gusta leer economía, política, literatura deportiva. En Buenos Aires me gusta ir a las librerías y hablar con el gallo que vende, que se ha leído todos los libros. Tengo una biblioteca, no digamos que grande, más bien discretamente importante en mi casa.

El último año de colegio en la Scuola, estuve entre estudiar Economía y Derecho. Quedé en Derecho en la Chile y Economía en la Católica. Me fui a Derecho. Estuve allí tres años, en el tiempo de la patria joven, la revolución en libertad, el surgimiento de los movimientos de izquierda. La cosa política era muy entretenida. Durante tres o cuatro años, milité en la juventud de la DC.

El 31 de diciembre de 1967 debuté como reportero deportivo. Cubrí un partido del Santos. Cuando entré al camarín y vi a Pelé me tiritaban las piernas. Quedé mudo.

Puse todas mis fichas en el periodismo deportivo y me retiré de Derecho. Mi papá lo tomó muy mal, estaba muy enojado. Un día fuimos al estadio con mi papá a ver al Audax, él como público y yo a reportear. Nos encontramos con Julio Martínez. Mi papá lo encaró: "Soy el papá de este niño, que está dejando Derecho por meterse en esta tontera, ¿qué cree usted?". El le dijo: "Señor Carcuro, deje que su hijo sea feliz".

Sobre el mayor cambio que he sufrido… no podría contestar. ¿Si fue la muerte de mi hijo Franco? Pido disculpas, pero de eso no hablo. Dejémoslo hasta ahí.

Hoy me siento independiente políticamente, con libertad para pensar que hay buenos y malos políticos, sea cualquiera el color que represente.

El gobierno de Piñera ha dado pasos interesantes: el voto voluntario y la inscripción obligatoria, por ejemplo. Si este país aprueba modificar el binominal, va a dar un salto cualitativo para consolidar una democracia verdadera. En materia política y económica faltan pasos que dar, se deben generar más oportunidades para todos y mejorar en las condiciones de desigualdad.

Creo que las próximas elecciones presidenciales están condicionadas por dos hechos. Por el lado de la derecha, cientistas políticos dicen que el gobierno va a mejorar los números de aceptación. Por el lado de la deteriorada Concertación, creo que todo depende de si va o no Michelle Bachelet.

Mi hijo mayor, Giovanni, es médico. Es un crack. Es traumatólogo y deportólogo, de los mayores especialistas en pie y tobillo. Trabaja en el Comité Olímpico y en el staff de médicos de la U. Desde chico fue chuncho. Franco era del Audax...

En algún momento me habría gustado ser candidato a un cargo político, pero ya no. Me habría encantado ser embajador en Italia, pero me habría dado un poco de lata tanto protocolo. Si hipotéticamente fuera candidato, tendría un eslogan bien futbolero: "Carcuro se la juega con todo".

En mi casa manda mi mujer y me siento muy orgulloso de que así sea. Soy malo para la cosa doméstica, pero participo de la cosa organizativa. Me encanta ir al supermercado, pero mi mujer no me deja: se me olvida gran parte de la lista. Cocino algunas salsas y pastas, pero tampoco me dejan cocinar, porque ensucio mucho.

Cuando chico, en el barrio me molestaban por ser colorín; me decían cabeza de fuego. Ahora tengo muchas canas y me quedan unos pocos mechones colorines. Cuando fui al peluquero en Italia, me dijo "qué raro el teñido que usted tiene acá".

Mi mamá rezaba el rosario varias veces al día. A los 14 años me metí a la Juventud Estudiantil Católica y por tres años pensé en meterme a cura. Mi familia lo tomó bien. Pero después se me quitaron las ganas.

Siempre he sido sensible, pero ahora me emociono por todo. Me estoy poniendo viejo y lo que pasa es que uno se pone huevón.

Me gustaría saber qué pasa después de la muerte. Soy un creyente en permanente dificultad. Lo que más quiero es que seamos trascendentes y de algún modo, uno pueda encontrarse con la gente que quiere y se fue.S

comentarista deportivo