Me habría encantado dedicarme a la arquitectura, como mi padre. Siempre recuerdo un viaje que hice con él por toda la isla de Chiloé, viendo cada una de las iglesias. Era muy simbiótica la relación con él. Podía pasarme años sin dirigirle la palabra, pero él era determinante en mi vida.
Soy capaz de caminar 15 kilómetros en un día, desde el departamento de mi mamá en Tobalaba con Carmen Sylva hasta el departamento en La Dehesa, donde vivo con mi familia. Lo hago en dos horas y media, caminando rápido. Me gusta, me reconecta. Es como pensar en la ducha. Hago este viaje dos veces a la semana.
Todo el mundo estaba esperando un espacio que los represente. Gente que está con Piñera y no quiere irse a la oposición. Gente de la Concertación que está descontenta y no quiere irse al gobierno. Y, además, vienen todos los nacidos entre los 80 y los 90 que van a dominar el padrón electoral nuevo, que tienen motivaciones completamente distintas a las generaciones anteriores. Esa convergencia generó mi candidatura.
Cuando tienes un vacío político como éste, algunos prefieren quedarse callados e irse a Nueva York. Cuando el progresismo chileno apuesta a una persona que está en silencio en Nueva York, es una señal clara de que el progresismo chileno está muy perdido.
A mí me habría gustado discutir mi candidatura en una junta nacional de la DC en enero, pero la postergaron para abril. Eso me hizo renunciar al partido para empezar a recolectar firmas, proceso que es obligatorio hacerlo como independiente. No podía esperar a la DC hasta abril, porque la recolección de firmas es un esfuerzo mayor.
Admiro a Churchill. Imagínate lo que es un guatón, alcohólico, que llega a una situación de poder a pura prosa y motivación, que además evita el segundo intento de invasión a su país en mil años. Por eso lo admiro.
Juego ajedrez. Es un deporte en el que tienes que aprender a sacrificar algo para ganar. Saber cuándo y qué sacrificar. Desde chico juego con mi papá, pero él no me tenía paciencia, porque me encontraba lento. Ahora les estoy enseñando a mis hijas.
El gobierno prefiere estar secuestrado por los partidos encabezados por Juan Antonio Coloma y Carlos Larraín. Cree que eso le va a dar más amplitud. Yo discrepo de eso.
La Concertación es una trenza de tipos que quieren volver al sector público de cualquier forma. Esta no es la Concertación que a mí me tocó ver con (Gabriel) Valdés y otras personas. Este es un grupo humano muy deteriorado, con lealtades mal entendidas, que defiende una muy mala forma de hacer política. He estado en política los últimos 30 años y puedo hablar de la Concertación, porque la conozco de adentro.
Crecí en una casa donde nunca se mira para atrás. Nunca. La expropiación de un fundo o una separación marital eran episodios que se cerraban rápidamente. Y se miraba para adelante. Nadie se victimizaba.
Me gusta el ruido. No tengo complejos con el ruido.
Aprendí español a los 13 años. Después que mis padres se separaron, mi abuela me preguntó si quería venirme a vivir a Chile. Le dije que sí. Después llegaron mi mamá y mis dos hermanos. Hasta entonces había vivido en Washington DC.
Este es un país donde todo el mundo vuelve. Es imposible no volver. Eso siempre les digo a mis amigos que dicen que se van afuera en forma indefinida. No hay forma de arrancarse de Chile.
Yo he tenido dos matrimonios. He perdido elecciones. Pero no hay nada que me haya afectado más que el cáncer que tuvo una de mis gemelas, la Ashley, el 2010. Eso me botó. Fue mi temporada en el infierno.
Mi hija lloró cuando se le cayó el pelo por su cáncer. Tenía seis años. Pero sólo lloró un día. Después siguió adelante con las quimios, con seis transfusiones de sangre. Su fuerza fue clave en su recuperación.
Algunos usan el fútbol como instrumento político. Es una cosa vergonzosa. Y compran clubes para tener impacto. En Chile se toleran los fracasos matrimoniales, se toleran incluso los cambios de partido, pero no se toleran los cambios de equipo de fútbol. Y en eso Piñera no está solo, porque varios me han confesado en privado que lo han hecho. Casi todos a Colo Colo.
Mi abuelo Jocelyn-Holt era irlandés protestante, probablemente unionista. Nació en Iquique de un matrimonio entre un irlandés y una peruana. Mi bisabuelo llegó al norte cuando era peruano y boliviano, en 1874. Mi abuela materna era de familia venezolana radicada en Concepción. Imagínate, venezolanos en Concepción. Por eso me encantan las mezclas. Y me carga el purismo en todo sentido.
Me pena estar peleado con mi hermano (el historiador Alfredo Jocelyn-Holt). Crecimos en la misma casa, por lo que la situación no me es indiferente. Pero es lo que es. Hay momentos en que las personalidades son incompatibles.
He aprendido a no enganchar cuando mi hermano se refiere a mí en términos duros. Tengo muy buenos recuerdos de él cuando éramos más chicos, aunque no era una relación muy cercana, porque él es ocho años mayor. Yo creo que mis hermanos, Alfredo y el del medio, que vive fuera de Chile, resentían que yo era el preferido de Lidia Lagos. Ella era mi segunda mamá, nuestra nana. En abril cumple 92.
Tengo los problemas de cualquier tipo que es bilingüe. Hay gente en Twitter que se queja porque tengo errores ortográficos. S