Salir a la calle para observar y escuchar lo que los desconocidos hacen y dicen, es uno de los rituales favoritos de Julio Jorquera. La imaginación del director de Mi último round, se dispara en las atmósferas más corrientes. "Creo que hay mucha gente que no le importa a nadie. Gente anónima y olvidada a la que deberíamos prestarle oreja. Esos personajes son los que me interesa retratar", expresa.
En 2001, Jorquera todavía no era el asistente de dirección de Andrés Wood en premiadas cintas como Violeta se fue a los cielos, sino que estudiaba periodismo. De paso por Cañete con un grupo de universitarios, fue recibido por un joven homosexual que les enseñó el lugar. "¿Cómo será ser homosexual en un pueblo chico? me pregunté. De esa curiosidad inicial surgió la película", revela Jorquera sobre la cinta que se estrena comercialmente en abril, tras pasar por festivales nacionales como Valdivia, Quilpué y últimamente Lebu. Fue el retorno al sur de la historia de amor entre un boxeador homosexual (Roberto Farías) y un ayudante de cocina (Héctor Morales) que ha girado durante el último año por el extranjero. Mi último round fue rodada en Osorno, pero tiene en su ADN el ritmo de cualquier provincia. "Soy de Rancagua y siempre me ha parecido que fuera de Santiago están los lugares más cálidos. Es como si el ser humano pasara a primer plano. La ciudad es demasiado impersonal", dice sobre la cinta que ha recogido aplausos en certámenes como el Bafici, Toulouse, Tribeca y Lisboa. "No pensé que le iba a ir tan bien afuera. Tiene distribuidor en Estados Unidos, Francia, Italia e Inglaterra y estuvo recién en el Festival de Gotemburgo, en Suecia. La gente ha enganchado con las actuaciones, pero también con el tratamiento honesto y respetuoso que le dimos a la temática homosexual. No me interesa provocar", explica. La publicación especializada Variety tuvo grandes elogios en EE.UU.: "Jorquera logra lo mejor con las situaciones difíciles: los crueles combates de boxeo, la calidez y relajo del hombre maduro versus la torpeza social del muchacho, la tierna y al mismo tiempo apasionada relación sexual entre ambos".
Malos golpes
Jorquera abordó la historia lejos del lugar común. Sin saber nada de boxeo, se fue al Club México para observar los gestos de los tipos en el ring y le pidió a Farías que entrenara hasta convertirse en uno de ellos. Su personaje debe dejar las peleas por una incipiente epilepsia y con su pareja deciden venir a Santiago en busca de un nuevo horizonte. En la capital, una muchacha (Manuela Martelli) pondrá en problemas la relación entre el boxeador y el cocinero. "El amor saca lo mejor y lo peor de uno. Me interesa esa fragilidad, pero también denunciar problemáticas sociales como la falta de oportunidades", dice Jorquera.
Mi último round seguirá girando (en el año va a EE.UU., México, Australia y Sudáfrica). Pero Jorquera se quedará escribiendo. En una de sus últimas caminatas encontró la imagen que gatilló su próxima película, la que piensa rodar en el verano de 2013: en Apoquindo con Isidora Goyenechea, una mujer octogenaria discutía con un hombre al menos 40 años menor. La película se llamará Salvador y Nina y ficciona la historia de amor entre estos dos personajes.
Jorquera quiere volver a trabajar con Farías, pero el actor no está seguro aún. Mientras lo convence, sigue callejeando. "El otro día me encontré una carta botada. Era de una mujer que le recordaba a su ex pareja como se conocieron. De estas historias están hechos mis filmes".