Fue a fines de enero cuando el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) presentó más de un centenar de firmas ante el Servicio Electoral (Servel), en un trámite preliminar para constituirse como partido político. Desde entonces, arreciaron las críticas de la derecha, cuestionamientos que tuvieron como hito el oficio que ayer presentaron ante el organismo los diputados UDI Juan Antonio Coloma y Gustavo Hasbún, pidiendo que el MIR rechace explícitamente la violencia como método de acción política.
Sin embargo, junto con el ingreso de las firmas iniciales para convertirse en colectividad, el MIR también presentó ante el Servel -siguiendo el trámite regular- una declaración de principios.
En ese texto, de dos carillas, el movimiento -cuyo trámite de inscripción aún está en proceso- descarta la violencia política y se presenta como una agrupación que "promueve la paz" entre distintos países.
"La resolución pacífica de los conflictos y el respeto a la diversidad es inherente a una sociedad democrática, socialista y humanista como la que aspiramos construir", se plantea en el documento, en el que se define al MIR como un "partido revolucionario" que tiene entre sus objetivos el establecimiento de "un régimen democrático sobre las bases del respeto irrestricto a los derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos".
Y se agrega: "Para el partido, la democracia es el marco en el que se resuelven todos los conflictos políticos y sociales. Por lo tanto, rechaza toda forma de terrorismo, cualquiera sea su origen o fundamento".
Insurrección y división
La actual declaración del MIR dista de los preceptos que la agrupación declaraba al momento de su creación, en 1965.
Fue en el I Congreso Fundacional, ese año, cuando el movimiento rechazó la "vía pacífica" hacia el socialismo que sustentaban los partidos tradicionales de izquierda, defendiendo una tesis insurreccional. En su primera declaración de principios sostenían: "Reafirmamos el principio marxista-leninista de que el único camino para derrocar el régimen capitalista es la insurrección popular armada".
Por lo mismo, el MIR sostuvo un apoyo crítico al gobierno de la Unidad Popular por considerarlo "reformista". Y una vez instaurado el régimen militar, el MIR impulsó una política de lucha armada.
Sin embargo, sus dirigentes actuales señalan que desde 1986 que el colectivo cuestiona el uso de la violencia. Ese año, de hecho, el MIR se dividió en tres: MIR Histórico, MIR Comisión Militar y MIR Político. De esta última se desprende la dirección actual.
Con el retorno de la democracia, participarían de algunas plataformas políticas, llegando incluso a respaldar la candidatura presidencial de Tomás Hirsh en 2005. Actualmente, dicen sentir "respeto" por Marco Enríquez-Ominami -hijo de Miguel Enríquez, uno de sus fundadores- y no descartan apoyarlo en una tercera carrera hacia La Moneda.
En este contexto, el secretario general del MIR, Demetrio Hernández, abordó ayer la evolución de la agrupación y se refirió directamente al abandono de la vía armada.
"Eso corresponde a una discusión en la izquierda que ya ha sido superada por la historia. Ya no nos planteamos desde ese punto de vista", sostuvo.
Y respecto a la petición de los diputados gremialistas al Servel, el dirigente agregó: "Que los diputados de la UDI no sean frescos. No es casualidad que ellos quieran cambiarse el nombre, porque todo el mundo los identifica con la dictadura de la que formaron parte".