Señor director:

Entre las muchas evaluaciones sobre el legado del pontificado de Benedicto XVI se ha soslayado un punto fundamental en la vida cristiana: el modo de rendir culto a Dios. Con su Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, Summorum Pontificum de 2007, Benedicto revitalizó el Rito Tridentino o Tradicional del Santo Sacrificio de la Misa, monumento milenario de la fe católica, rezado y cantado por toda la cristiandad, incluso por los padres conciliares del Vaticano II, hasta que en la década de los 60 se introdujeron las reformas litúrgicas.

El mismo Papa afirmaba que la misa tradicional nunca fue abrogada y, por lo tanto, todas las presiones ejercidas en su contra fueron no sólo abusivas, sino contra derecho. Quienes no alcanzamos a conocer la belleza de este rito cuando estaba plenamente vigente, agradecemos al Papa emérito que haya rescatado la liturgia tradicional, que une a los cristianos de todos los tiempos y a los santos que rezaron a Dios de este modo.

Sebastián Toro Dellacasa