LA CASA de Moneda es la institución encargada de fabricar las monedas que circulan a diario por nuestras manos, bolsillos, máquinas de bebidas, teléfonos públicos y juegos de azar. Trescientos años llevan acuñando estas fichas y, a pesar del minucioso control de calidad que se debe cumplir, su historia no ha estado exenta de equivocaciones.
En 2008 aparecieron una serie de monedas de $ 50 con curiosas fallas: en vez de decir "República de Chile", se leía "República de Chiie". El año siguiente ocurrió el mismo error en el metal.
Al darse cuenta, los coleccionistas pensaron que se trataba de una excepción, como lo cuenta el numismático y miembro de la Asociación Numismática de Chile (Anuch), Marcelo Fuentes: "Perdieron la cabeza e, incluso, llegaron a pagar en el extranjero 350 dólares por la moneda de 50 pesos con el error".
Sin embargo, cuando se supo que la cantidad de monedas con falla era mayor de la esperada, el precio que se empezó a pagar por estas bajó considerablemente. El interés ya no era tal, y siguieron varias en circulación. "Por eso, todavía podemos encontrar esas monedas en el vuelto del taxi, del pan o del supermercado", dice Marcelo, quien se dedica al estudio y colección de monedas.
No son los úncios errores. "Historias de monedas con erratas se han producido en todo el mundo y en diversidad de épocas", asevera Fuentes. Durante La Colonia, en 1796, había monedas hechas en la Casa de Moneda de Chile en las que aparecía escrito el nombre del rey Carlos IV en latín, "Carolus IV". Pero algunas monedas quedaron registradas con el nombre "Rarolus"; al año siguiente, la moneda de medio real tenía una nueva falla, esta vez decía "Caolus".
En 1851, circularon monedas de dos reales en las que aparecía "Ghile" en lugar de "Chile". En el mismo período, como en la Casa de Moneda trabajaban muchos extranjeros, especialmente de origen francés, no estaban acostumbrados a la fauna local y acuñaron monedas de oro de 8 reales en las que había huemules, pero con cola de caballo, y años después, con cola de león.
No es necesario dirigirse muy lejos para encontrar defectos en las monedas. En 1995, en vez de decir "Provincias del Río de la Plata", se leía "Provingias del Río de la Plata", en una moneda de origen argentino. Algo similar sucedió en 1999, pero en Portugal. Para una conmemoración de la Unicef se realizaron monedas de 100 escudos en las que decía "Portugusa", faltándole la vocal "e".
La Casa de Moneda es la institución más antigua del país. Surge en 1548 debido a la petición del Cabildo de Santiago al Consejo de las Indias de hacer monedas en Chile, para que así pudiera desarrollarse en el ámbito comercial. En 2008, pasó a ser sociedad anónima, lo que le permite hoy desarrollar actividades empresariales. Fue en ese mismo año en que se produjo el último error, lo que motivó un cambio estructural en 2010. "Todos los controles han sido reforzados por nosotros y el Banco Central, con objetivo de que no vuelvan a ocurrir problemas como los de 2008", aseguran en la firma de comunicaciones de la entidad.
Hoy, la institución también hace monedas para otros países, como Paraguay, Argentina, Israel y Bolivia. En su máxima capacidad pueden llegar a fabricar dos mil millones de monedas al año, lo que acentúa que su control de calidad sea cada vez más estricto. Hay cuatro controles de calidad, pero siempre desde una técnica mixta, es decir, a través de máquinas y operarios. Durante la acuñación, los operadores realizan control visual con una lupa de 10 aumentos. Además, una máquina alemana revisa 1.800 monedas por minuto.