Definitivamente ya no hay límites en la creación de nuevas disciplinas extremas. Antes reservados sólo para payasos de circo y malabaristas talentosos, los monociclos se han convertido en el nuevo objeto de culto para los amantes de las prácticas urbanas.
El monociclismo extremo -nombre con el que se conoce por estos lados a la disciplina del extreme unicycling- es la última variante de adrenalínicos deportes que está llegando a Chile como alternativa a los ya tradicionales skates, bicicletas y patines, y que comienza a atraer a jóvenes que incluso destacan a nivel internacional.
Equilibrio en la ciudad
Si bien las competencias de monociclos se remontan al año 1984 en Estados Unidos, tuvieron que pasar 20 años para que en 2004 se realizara la primera competencia oficial de Extreme Unicycling, con lo que la disciplina se empezó a dar a conocer en el mundo.
Ese fue el año en que Arturo Cifra, uno de los primeros cultores de la disciplina en el país, comenzó a dominar el monociclo. "Me demoré dos semanas en aprender lo básico, andar hacia delante y hacia atrás, y el resto lo dominé con el tiempo", señala el joven de 25 años.
Al no tener cadenas que muevan las ruedas como una bicicleta, el movimiento del monociclo requiere no sólo el pedaleo, sino el movimiento de todo el cuerpo en conjunto. Y al ser una disciplina nueva, la mayoría de los practicantes se basa en el aprendizaje autodidacta.
Es el caso de Matías Gentillón, un monociclista de 18 años oriundo de Valparaíso, quien aprendió lo básico con un amigo malabarista y el resto por su cuenta, utilizando los elementos de la ciudad donde vive. "Tengo que agradecer que Valparaiso tiene una estructura urbana que me nutre de escaleras y obstáculos donde puedo entrenar", explica Gentillón, quien gracias a la peculiar forma de la ciudad logró dominar dos de los tres estilos de monociclimo extremo que existen: Trial, Street y Flat (ver recuadro).
Apoyo internacional
Hay algunas limitantes para que esta moda se difunda con rapidez. Aparte de ser relativamente nueva, sus precios y dedicación impiden ver calles llenas de monociclos.
En Chile pueden encontrarse monociclos desde 40 mil pesos, pero los que practican la actividad concuerdan que son muy livianos y no aguantan el uso extremo. Por eso, quienes se dedican a la actividad deben importar partes desde EEUU y Francia, llegando a superar los 320 mil pesos.
Pero la inversión tiene sus frutos: tanto Matías como Arturo son parte de un team latinoamericano donde están los tres mejores de cada país, lo que les ha permitido obetener auspicios de tiendas del rubro.
Sin embargo, Matías Gentillón dice que se necesita más: "Sería bueno que en Chile hubiera más organizaciones oficiales que grupos de amigos que se juntan a entrenar en una tarde".