Cuando el director Matt Reeves (Let Me In, Cloverfield) vio El origen del planeta de los simios, quedó impactado. La película, estrenada en 2011, cuenta cómo, luego de varios experimentos, un grupo de primates logra una inteligencia similar a la de los humanos y se rebela contra ellos, lo que da pie a una serie de espectaculares secuencias. Pero las escenas como las del feroz combate entre monos y policías en el puente Golden Gate de San Francisco no fueron las que más le llamaron la atención. Lo que al actual director de la secuela El planeta de los simios: confrontación (que se estrena el jueves) realmente lo dejó con la boca abierta fue la actuación de Andy Serkis.
La declaración es algo extraña si se tiene en cuenta que al intérprete británico ni siquiera se le ve la cara porque interpreta a un mono, y está hecho digitalmente. En la primera cinta -y también en la nueva que se estrena este jueves-, Serkis es César, un chimpancé con inteligencia mejorada que es adoptado por un científico y luego lidera la rebelión. "Lo más llamativo de la cinta de 2011 es que el personaje con el que uno más se identifica no es un humano, sino que un simio. Nunca antes había sentido ese nivel de conexión emocional con un personaje generado por computador", explicó Reeves, director de la secuela a la revista Wired UK.
A diferencia de muchos otros actores que durante décadas no tuvieron más alternativa que meterse adentro de un incómodo traje de goma para interpretar a criaturas como Godzilla, Serkis ni siquiera tuvo que ponerse disfraz. Nada del pelo falso o las prótesis que usaron en 1968 los actores de la versión original de esta historia, protagonizada por Charlton Heston. En su caso, sus gestos y movimientos fueron registrados digitalmente y sirvieron como modelos para diseñar al chimpancé 3D que se podrá ver en pantalla, y que por lo mismo es mucho más expresivo.
La tecnología que permitió este proceso se llama "captura de movimientos" y utiliza pixeles en lugar de materiales físicos para lograr que un actor se convierta casi en cualquier cosa. Mediante cámaras especiales que detectan una serie de pequeños puntos adheridos a las piernas, brazos y rostro de los actores, los expertos en efectos especiales pueden registrar desde un leve movimiento en un dedo hasta reacciones faciales sutiles. Esa información se traspasa a computadores que integran esos gestos en personajes 3D que hoy incluso pueden reflejar emociones como la tristeza o alegría (ver infografía). Precisamente, el talento de Serkis para crear a un personaje lleno de expresividad aún bajo los 10 millones de pelos digitales que cubrían su cuerpo y su cara le demostró a Reeves no sólo que el británico era un buen actor, sino también que esta tecnología captura mucho más que movimientos y que bien podría llamarse "captura de interpretaciones".
La escena que más lo conmovió y que a la vez lo convenció del potencial de la técnica, es la que muestra cuando César es abandonado en un santuario y presiona su rostro contra un vidrio mientras ve cómo su padre adoptivo se va. Sintió curiosidad por saber cómo había logrado emocionarlo tanto y le pidió a la compañía que había realizado el montaje que le mostraran la escena antes de que se hubieran aplicado los efectos especiales. "Ahí ves a Andy vestido con un traje gris, pegado contra el vidrio y con su rostro cubierto con pequeños puntos. No se ve para nada como un simio. Me di cuenta de que no había un efecto visual secreto para esa interpretación. Era sólo él siendo un gran actor", agregó a la revista. El único gran secreto era que la tecnología lograba efectivamente mostrar esa gran actuación.
Serkis, quien también se ha hecho famoso por usar la misma técnica para dar vida a personajes como el traicionero Gollum en El Señor de los Anillos y al gigantesco gorila de la versión 2005 de King Kong, explicó en Wired UK que el público suele asumir que interpretar a un chimpancé con esta técnica sólo implica saltar e imitar sus movimientos. Todo lo contrario, dice él: "Los momentos más impactantes que tiene César son aquellos en los que está más quieto, tal como pasaba con Gollum. El secreto de la actuación está en los ojos".
El no cree que esta técnica deshumanice la actuación y, por el contrario, dice que "la captura de movimiento está iniciando una nueva era para los actores. Todavía te permite poner algo de ti bajo el microscopio", aseguró a Cnet.com y agregó que la técnica "está proliferando a un ritmo fantástico, y gracias a costos que son cada vez menores también está empezando a penetrar en la televisión".
El actor aprovechó su experiencia y el interés que hay para abrir The Imaginarium, un estudio en Londres que se especializa en captura de movimiento. En sus salones se realizaron algunas de las tomas que le dieron vida al enorme Godzilla digital que se apoderó del cine hace algunas semanas. Además, Serkis ya fue fichado para interpretar una vez más con esta tecnología a un personaje todavía desconocido del séptimo episodio de Star Wars.
La captura de movimiento es de inicios de los 80 y su aparición estuvo ligada a la biomecánica en el campo militar, donde se la usaba para analizar los movimientos que los pilotos hacían con sus cabezas en simulaciones de combate. De esta forma lograban evaluar las reacciones y reflejos que tendrían en pleno vuelo.
Luego, el sistema pasó al cine, el diseño de videojuegos e, incluso, en la medicina. Por ejemplo, la empresa estadounidense Biomotion Labs ocupa este sistema para estudiar el andar de los pacientes según patrones biométricos que permiten diagnosticar micro derrames cerebrales o ciertos grados de parálisis.
De forma similar, la compañía MotionXcellence analiza la forma en que se mueven los corredores y otros atletas para mejorar sus rendimientos. Alejandro Rojas, director de la escuela de animación digital de la Universidad Mayor, institución que tiene un estudio de captura de movimiento, explica que la tecnología también sirve en la publicidad. Por ejemplo, en un comercial del club Manchester United y la viña Concha y Toro, diseñaron varios caballeros medievales usando gestos captados con este sistema.
Según el académico, la principal ventaja de esta tecnología es que logra "un altísimo realismo, a diferencia de la animación hecha a mano donde se interpreta el movimiento de alguien que camina o corre. El ojo humano está diseñado para detectar esta diferencia, por lo que este método resulta muy útil". Pero agrega que la técnica también presenta desafíos: "Lo más complejo es que mientras más actores tienes, más cámaras debes usar. Por ejemplo, si son dos o tres actores, requieres al menos 24 para registrar sus acciones. Cada una de ellas cuesta varios miles de dólares y necesitan ser calibradas cuidadosamente", explica.
Para Rojas y otros expertos, el punto de inflexión en términos de realismo fue Avatar, la cinta de James Cameron estrenada en 2009 y en la cual el 60% de las actuaciones se lograron usando captura de movimiento. En el rodaje, los actores que interpretaban a los azulados alienígenas no sólo usaron trajes cubiertos de puntos de referencia para grabar sus acciones, sino que también cascos con pequeñas cámaras que registraban digitalmente sus rostros. Esto logró que pudieran mostrar movimientos faciales muy finos y, hasta permitió insertar un nuevo rostro o diálogos en una escena previamente grabada.
"A partir de esa cinta este sistema no sólo pudo registrar el cuerpo, sino que también la mirada y las sutiles variaciones de la pupila, permitiendo crear modelos ficticios pero que parecen de verdad", agrega Rojas. En el caso de El origen del planeta de los simios: confrontación, el equipo de efectos visuales de Weta Digital en Nueva Zelandia -el mismo de El Señor de los Anillos- tardó un año para componer las casi 1.200 tomas de efectos especiales protagonizadas por simios, más que las 900 que contenía la película anterior.
Esta vez la acción transcurre 10 años después del filme de 2011. Los simios que escaparon hacia los bosques de California han establecido una sociedad rudimentaria cuyo líder es César. Para poder recrear esa comunidad se levantó un "campamento simio" en las afueras de Vancouver, donde los casi 50 actores y actrices que interpretaron a los monos ensayaron los movimientos que luego desplegaron en la gigantesca villa construida en un parque de entretenciones abandonado en las afueras de Nueva Orleans.
Precisamente, Serkis explicó al portal Dailybeast.com que uno de los principales desafíos de la nueva película fue utilizar la captura de movimiento en escenarios que en su gran mayoría estaban al aire libre. "Casi el 99% del filme se rodó en exteriores, por lo que la tecnología tuvo que evolucionar hasta el punto donde se puede grabar una actuación en vivo fuera de un estudio cerrado. El equipo tuvo que instalar cantidades enormes de cámaras de captura de movimiento, lo que fue un gran desafío".
Además, dijo Serkis, los marcadores que se colocan en el cuerpo son diferentes a los que se usan al rodar en interiores: "Son puntos reflectantes que emiten un pulso luminoso, para que así puedan ser registrados por las cámaras a plena luz del día. Todo el sistema se ha vuelto mucho más robusto. Prácticamente hicimos pedazos todas las cámaras que usamos durante el rodaje de la película anterior, así que ahora los modelos montados en los cascos son casi a prueba de todo".
De esta manera, incluso secuencias muy arriesgadas con escaladas que en la película anterior fueron completamente animadas en computador, ahora fueron realizadas por humanos filmados con captura de movimiento. Por esta razón, se usaron expertos en parkour -un deporte urbano que incluye acrobacias, saltos y sortear distintos tipos de obstáculos- que fueron entrenados por Terry Notary, ex gimnasta que se ha especializado en esta tecnología, para que lograran dar con el tono simiesco en los movimientos. Reeves, el director de la película, explicó al diario New York Post que cada vez que fue necesario "expresar el aspecto físico de una forma simiesca y mostrar a la vez la emocionalidad con un toque humano, usar actores filmados con este método resultó ser mucho más conmovedor".