Ayer, cuando le consultaron sobre el secreto para detener a Lionel Messi, José Mourinho aprovechó la ocasión para halagar al rosarino y, al mismo tiempo, bromear para demostrar la fe que lo acompañará hoy, a partir de las 14.30 de Chile, cuando Internazionale visite a Barcelona y busque el paso a la final de la Champions League, la primera de los neroazzurri desde 1972.
"Messi me metería 500 y no podría tocar el balón. El mérito es de mis jugadores", dijo el oriundo de Setubal, en la conferencia de prensa realizada en la ciudad condal.
Esa confianza se basa en el 3-1 obtenido en Milán y en la forma en que su plantel anuló no sólo a Messi, sino que a todo el equipo blaugrana.
Sobre la opción de pelear por la máxima corona europea ante Bayern Munich, dijo que "para nosotros es un sueño. Para el Barcelona es una obsesión antimadridista. No estoy criticándolos. Sólo estoy diciendo la verdad".
Para los anfitriones no hay otra opción que vencer al Inter por 2-0 para clasificar directamente. El 3-1, como es lógico, obliga a un alargue y eventual tanda de penales, mientras que los bávaros cuentan con la ventaja de, en caso de anotar dos tantos, obligar a los "culé" a imponerse por tres goles de diferencia. Lo malo de esas opciones es que durante su carrera, con 389 partidos como técnico, Mourinho sólo ha perdido 10 partidos por dos o más goles.
Su colega Josep Guardiola honró el nivel del antagonista al sostener que "vendremos aquí mañana para jugar el mejor fútbol posible, con la finalidad de eliminar a uno de los mejores equipos en Europa".