En un paseo por Londres, Jack Ryan salvó al príncipe Carlos de un atentado del IRA. Era un profesor de historia de la Academia Naval de EE.UU., ex marine y ex corredor de Bolsa millonario, pero sobre todo un héroe en potencia. Reclutado por la CIA, terminará desactivando ataques de la KGB contra el Papa Juan Pablo II y convenciendo a capitanes soviéticos de que se entreguen a Washington. No sólo llegará a dirigir la poderosa organización de inteligencia, también será presidente de EE.UU. Tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el ex mandatario organizará un ente fantasma para cazar a los responsables en Afganistán. Jack Ryan es todo lo que siempre quiso ser el escritor Tom Clancy. Fue su mayor creación literaria.

Fallecido ayer a los 66 años, en un hospital de Baltimore, su ciudad natal, Clancy hizo del personaje de Ryan un trampolín para convertirse en un bestseller internacional. Desde su debut en 1985, con La caza del Octubre Rojo, publicó decenas de novelas de suspenso sobre las entrañas de la inteligencia militar americana, convirtiéndolo en un favorito de Hollywood: Alec Baldwin, Harrison Ford y Ben Affleck han encarnado a Ryan en el cine. Según The New York Times, se han impreso alrededor de 100 millones de copias de sus libros.

Autor de títulos como Juego de patriotas y La suma de todos los miedos, Clancy también licenció videojuegos exitosos y era un experto en submarinos, misiles y toda clase de armas de guerra. Llegó a tener una fortuna que le permitió comprarse un tanque y ser uno de los dueños del equipo de béisbol Baltimore Orioles.

"El bloqueo de los escritores es el término oficial para la flojera, y la forma de superarlo es trabajar", dijo alguna vez Clancy, autor de vocación masiva y pocas sutilezas literarias, siempre republicano y miembro de la Asociación Nacional del Rifle. Su primer admirador fue el Presidente Ronald Reagan, quien tras leer La caza del Octubre Rojo dijo: "Este es mi tipo de historias".

Trabajo duro

Fascinado con el mundo militar desde niño, Clancy evitó postular al Ejército por una miopía. Pero, al igual que Jack Ryan, sí intentó una vida en los negocios: trabajó varios años en una agencia de seguros de su abuelo, en Maryland, hasta que en 1984 logró que la editorial del Instituto Naval publicará La caza..., protagonizada por Ryan. Le pagaron cinco mil dólares, pero le pidieron que sacara descripciones técnicas: cortó 100 páginas. El saludo de Reagan aseguró su éxito.

Historia de un capitán de un poderoso submarino soviético cansado de la URSS, La caza... llegó al cine en 1990, con Baldwin y Sean Connery como los protagonistas. En Juego de patriotas (1987), Ryan salvará al príncipe Carlos en Londres, mientras en El cardenal del Kremlin el agente descubre un complot de la KGB en el Vaticano. Ante el fin de la Guerra Fría, Clancy enfrentó a su personaje al narcotráfico en Colombia (Peligro inminente, 1989) y los terroristas islámicos (La suma de todos los miedos, 1991).

En Deuda de honor (1994) imaginó un ataque muy parecido al de las Torres Gemelas: un piloto japonés estrella un avión de pasajeros en el Capitolio. El atentado del 11/9, sin embargo, lo sacó de la arena literaria: Clancy fue un duro crítico de la administración de George Bush y de la CIA. Pidió públicamente salir a cazar a Osama bin Laden. Eso hizo en su libro más reciente llegado a Chile, Vivo o muerto (2012).

En diciembre se lanzará la última novela de Clancy, Command authority, también protagonizada por Ryan. También fue el esfuerzo del trabajo: "Mucha gente cree que te pasa algo mágico cuando escribes. Pero escribir no se trata de inspiración divina: es trabajo duro", dijo.