Su nombre consta de dos ideogramas chinos tomados de un antiguo libro de filosofía confuciana que significan "un hombre que adquirirá las virtudes celestiales". Se trata de Naruhito, el príncipe heredero de Japón, quien a sus 56 años de edad, acaparó esta semana todas las miradas luego de que su padre, el emperador Akihito, de 82 años, admitiera en un inédito mensaje de video dirigido a la nación la dificultad que tenía para ejercer su cargo y dejara abierta la posibilidad de una abdicación en favor de su hijo mayor, pese a que la Constitución no contempla la sucesión en vida.

El nacimiento de Naruhito, el 23 de febrero de 1960, se produjo un año después de que su padre se casara con Michiko Shoda, quien se convirtió en la primera princesa de la corona de origen plebeyo. Naruhito se transformó en heredero al trono tras la muerte de su abuelo, el emperador Hirohito, en 1989.

Al contrario que Akihito, quien fue separado de sus padres a los tres años para ser educado, Naruhito y sus hermanos fueron formados por sus progenitores. De hecho, la pareja eliminó la nodriza y cuando iban en viajes oficiales y lo dejaban en casa, sus niñeras debían cumplir una lista de reglas para el entonces príncipe conocida como "Naru-chan Kempo" o "Constitución".

"Naruhito es el primer príncipe de la corona que ha tenido una educación relativamente normal", comenta a La Tercera Ben Hills, periodista australiano autor de la biografía no autorizada y bestseller Princesa Masako: Prisionera del Trono del Crisantemo.

El hijo mayor de Akihito entró al kinder de la Universidad de Gakushuin en 1964, donde también cursó la escuela básica y media. En 1978, se matriculó en la Facultad de Letras de ese plantel, para especializarse en Historia. Antes de su graduación en 1982, escribió una tesis sobre el transporte medieval de agua en la zona del Mar Interior de Japón occidental. A partir de 1983, estudió por dos años en el Merton College de la Universidad de Oxford, donde vivió en un dormitorio por primera vez, según la agencia Kyodo. Su tema de investigación en esa universidad británica fue la historia del transporte en el río Támesis.

"Al hablar con personas que lo conocieron -compañeros universitarios, diplomáticos, colegas de su tiempo en la Universidad de Oxford- él da la impresión de ser un tipo apacible, modesto, más bien del tipo aburrido", dice Hills. "Naruhito ha tenido pocas oportunidades para hacerse una persona distintiva", comenta a La Tercera Jeffrey Kingston, director de estudios asiáticos de la Universidad de Temple, en Tokio.

El heredero al trono del Crisantemo es conocido por tener una serie de hobbies, como la escalada de montaña, jogging, tenis y el esquí. Toca la viola e integró una orquesta durante su tiempo en la universidad. A esos pasatiempos, además de sus conferencias a universitarios, también sumó en los últimos años un fuerte interés por la ecología, en particular en el área de los recursos hídricos. De hecho, se ha desempeñado como presidente honorario del Consejo Asesor del secretario general de la ONU sobre Agua y Saneamiento desde 2007.

Después de fijarse él mismo el objetivo de encontrar una pareja antes de cumplir los 30 años, se casó con Masako Owada, una diplomática de carrera que pasó su infancia en Moscú y Nueva York, a la edad de 33, en junio de 1993. La pareja se conoció por primera vez en octubre de 1986 en una recepción oficial de bienvenida a la Infanta Elena de Borbón, de España. Tras su regreso de Oxford, donde Masako estudió entre 1988 y 1990, los dos se reunieron de nuevo en 1992 y él le propuso matrimonio ese mismo año. "Masako lo rechazó dos veces cuando le propuso matrimonio, y sólo aceptó cuando ella fue intimidada por su padre, que lo vio como un medio de promoción social", asegura Hills.

Pero tras el matrimonio la atención del pueblo japonés se ha centrado en los problemas de salud de Masako. En 2001 la pareja tuvo su primera y única hija, Aiko. Tres años después a Masako se le diagnosticó una depresión. El hecho sería consecuencia del esfuerzo para adaptarse al rígido protocolo de la Casa Imperial y hasta la dificultad para engendrar a un varón y asegurar la sucesión, reservada a los hombres. Conocida desde entonces como "la princesa triste", ha ido ampliando gradualmente el alcance de sus actividades. Por ejemplo, hizo su primer viaje oficial al extranjero en 11 años en 2013 para asistir a la coronación del rey holandés Guillermo Alejandro.

"La frágil salud de su esposa ha sido una manzana de la discordia, ya que una vez se quejó en público sobre la cobertura de los medios, a la que acusó de ser intrusiva y excesiva", dice Kingston. Ryuichi Kitano, periodista que cubre desde 2011 a la familia real para el diario The Asahi Shimbun de Tokio, señala a La Tercera que Naruhito "parece ser siempre cuidadoso sobre la privacidad de su familia, incluyendo la condición de salud de su esposa".

Pero los problemas con Aiko, hoy de 14 años, también fueron seguidos por los medios. Cuando ella tenía 10 años, la pareja enfrentó un cuadro de ansiedad de la niña causado por bullying. El caso provocó que la princesa dejara el colegio.

Respecto a su eventual rol como 126° emperador del Trono del Crisantemo, hace unos años Naruhito declaró que "habrá que redefinir los límites de las obligaciones imperiales para que se adapten a los cambios de nuestro tiempo". En ese sentido, Kitano afirma que Naruhito "ha expresado que sin duda seguiría la tradición de la Casa Imperial, como también que mantendría la observación de la Constitución de Japón como su padre ha estado haciéndolo".

Pero Kingston advierte que Naruhito "tendrá que trabajar para ganarse la admiración pública concedida a su padre", si bien cree que "continuará la diplomacia de reconciliación de su padre". Por su parte, Hills dice que la Kunaicho (la Agencia de la Casa Imperial) "cree que Naruhito será menos maleable a sus deseos" respecto de Akihito.