Entre sus complejos circuitos y los paneles solares que le permiten seguir con vida, lleva un disco de oro con una selección musical que incluye Johnny B. Good, de Chuck Berry, y la Quinta Sinfonía, de Beethoven, además de saludos en 55 idiomas, un mensaje del aquel entonces secretario general de las Naciones Unidas y una amalgama de sonidos característicos de la Tierra. ¿El plan? La esperanza de que alguna vez la nave se tope con una forma de vida inteligente y sepa que existe un planeta ansioso de saber si hay alguien más en el Universo.

La Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977 para explorar Júpiter y Saturno, misión que concluyó en 1980, cuando sobrevoló este último planeta. Terminado su objetivo original, la Nasa decidió redireccionar sus motores buscando que la sonda salga al espacio interestelar, zona en que termina la influencia del Sol. Y la agencia confirmó el pasado 14 de junio que la nave acaba de llegar a un punto donde los vientos solares no soplan más hacia el exterior, sino de manera lateral.

Significa que la nave alcanzó la frontera del Sistema Solar y se convertirá en el primer objeto humano en llegar al espacio interestelar.

Los científicos creen que la nave podría alcanzar esta hazaña en un rango de tiempo que va desde ahora hasta el 2012, enviando información de una zona inexplorada del Universo, al menos por algunos años más. "Debería haber suficiente corriente eléctrica en la nave para todos los instrumentos hasta 2020, cuando el Voyager 1 estará a 22 mil millones de kilómetros de la Tierra", dice a La Tercera Edward Stone, científico del proyecto Voyager en el Instituto de Tecnología de California (EE.UU.).

Heliosfera

La Voyager 1 está actualmente a unos 18 mil millones de kilómetros del Sol y cerca de abandonar la heliosfera, zona en que el viento solar forma una burbuja, que envuelve todo el Sistema Solar. La nave se encuentra en un lugar en que ya no recibe viento solar.

Los expertos estiman que esta es la zona final de nuestro sistema y que está a una distancia del Sol de entre 16 mil a 23 mil millones de kilómetros. ¿Qué podría encontrar fuera de esta región? "Materia que fue expulsada por supernovas próximas hace cinco a 10 millones de años luz. El viento interestelar es más denso, más frío y más lento que el viento solar, y el campo magnético interestelar es más fuerte. También tiene una radiación cósmica más intensa, porque la heliosfera evita que muchos rayos cósmicos alcancen la Tierra", explica el experto.

"Es una mezcla de partículas y átomos de hidrógeno y de helio, más algunas partículas de iones", complementa Christophe Dumas, jefe de Operaciones Científicas de Paranal. Pero según el astrónomo francés, en rigor no hay mucho más. "No se topará ni con un exoplaneta ni con otra estrella".

Según Stone, por ahora no hay planes para enviar otra misión al espacio interestelar, "pero quizás se renueve la atención por esta zona si la Voyager 1 revela algo nuevo".

Sin embargo, Dumas estima que la sonda New Horizons de la Nasa, lanzada en 2006 para explorar Plutón, también abandonará en algún tiempo el Sistema Solar.