RICARDO Lagos, ha remecido el ambiente político. Al hacerlo no gana honores. Es un acto reflexivo, de compromiso con un Chile muy dañado. Sabe que no partirá en medio de ovaciones.

Necesidades de la política lo obligaron a adelantar compromisos.

El PPD virtualmente lo había proclamado y necesitaba saber a qué atenerse. LA DC necesita  también certezas para evitar un "camino íntimo" que sólo podía conducirla a una derrota en primaria de la Nueva Mayoría amenazando prolongar su desmedrada situación actual en la coalición, o condenarla a una soledad de pronóstico reservado si iba a primera vuelta. La DC necesita contribuir a levantar una candidatura presidencial que convoque más allá de sus propias filas y Lagos es una de las alternativas que le ofrece esa posibilidad.

Para el PS también es una buena noticia que Lagos y José Miguel Insulza manifiesten disposición de ser candidatos. Son figuras con un capital político autónomo, sin responsabilidades gubernamentales o de dirección partidaria en la cuestionada obra de este gobierno. El PS corre riesgos de ser gran pagador de los costos de un gobierno desprestigiado, presidido por alguien de sus filas. Necesita, más que otros, tener cartas no contaminadas con la mala obra de estos años, o con los financiamientos irregulares de la política que los marcaron a fuego.

La coalición será distinta. Sólo es cuestión de tiempo que se constituya un referente orgánico de extrema izquierda fuera de la NM reuniendo a viejos políticos que hoy abandonan sus filas como el senador Navarro y a nuevas fuerzas radicalizadas engendradas por una mezcla de malas interpretaciones de la demanda reformista de la sociedad y de esa explosión de expectativas de viabilidad en bancarrota, de las que la política debe ahora hacerse cargo.

La  NM pierde el tiempo si intenta competir en radicalidad con ellos. En cambio se le abre la oportunidad de reconstituir una "centro izquierda política" hoy destruida, consagrando un nuevo entendimiento entre sus corrientes laicas y cristianas, de izquierdas y centros, para gobernar esta vez con coherencia, solvencia y sintonía con las mayorías. Para lograrlo, entre otras cosas, deberá restablecer los vínculos rotos con el hoy frustrado reformismo ciudadano, rompiendo con abstracciones de círculos cerrados, políticas incoherentes e incapacidades para crear futuros viables.

Lograrlo tiene tres requisitos. Un liderazgo potente, con visión de futuro, no contaminado con la cuestionada obra de estos años. Una izquierda que vuelva a comprender que no hay cambios potentes y perdurables sin un bloque social y político de tal amplitud, que sólo la articulación coherente del centro y la izquierda pueden constituir en la sociedad chilena tal cual es hoy. Y una DC capaz de asumir que su "camino propio" al éxito no es sinónimo de un "camino íntimo" a la inmolación, sino  la reconstitución de la centro izquierda política, donde su participación es insustituible.

Esto recién comienza. Pero la realidad ha comenzado a dejar atrás el presente.

Óscar Guillermo Garretón
Economista