Nicolás Ibáñez, socio de D&S, sigue potenciando su veta como empresario agropecuario. Su nuevo desafío es la crianza de vacas Highland, también conocidas como hairy cows (vacas peludas).
El empresario cuenta con 38 ejemplares que son criados en el fundo Puyumen, en Panguipulli, XIV Región. Y con este emprendimiento, el socio de D&S se transformó en el único en tener esta variedad en Chile y Latinoamérica. Actualmente, los principales productores a nivel global son Estados Unidos, Reino Unido y Australia.
Carne premium
Tanto es su interés, que Ibáñez ya es miembro de la asociación estadounidense American Highland Cattle Association.
La principal particularidad de este ganado rústico, proveniente de las zonas altas de Escocia y que prácticamente vive en la nieve, es la calidad, tersura y sabor de su carne. Estas características le permiten competir en el mercado internacional con variedades premium de carne, como la Angus y el Wagyú, ambas muy demandadas en el mercado europeo y japonés.
La leche también es de alta calidad, sin embargo, el único inconveniente es que esta raza produce mucho menos que otro tipo de vacas, por lo que se hace difícil utilizar este tipo de ganado únicamente para este fin comercial.
Si bien en este lado del mundo las vacas Highland son prácticamente desconocidas, en otras latitudes es una carne muy apetecida, especialmente en Reino Unido, Alemania, República Checa, Estados Unidos y Canadá, sus principales mercados. En Nueva York un kilo de highland beef puede costar $ 18.700.
Hasta el momento, los 38 ejemplares con los que cuenta Ibáñez están en proceso de adaptación y en un futuro cercano deberían comenzar a sumar más para pensar en la comercialización del ganado, dice un empresario que conoce el proyecto y agrega que Ibáñez apuesta a que la raza puede perdurar en el país por mucho tiempo, pues está acostumbrada a subsistir en climas extremos.
Los otros negocios agrícolas
La crianza de vacas Highland no es la única iniciativa de Nicolás Ibáñez en el rubro agropecuario. Su empresa Bopar (Bosques y Parques) cuenta con sobre 1.300 hectáreas en la zona de San José de la Mariquina en Valdivia.
La firma comercializa especies forestales exóticas y nativas, las que producen sobre 10 millones de plantas al año, principalmente de eucaliptus, pino radiata, pino oregón, álamo, castaño, entre otras, las que son vendidas a empresas encargadas de desarrollar parques, jardines, ornamentación de carreteras, plantaciones forestales mixtas y hasta para árboles de Navidad.
Además de la producción de árboles, Bopar cuenta con un vivero de 89 hectáreas en la comuna de Cayumapu, 22 kilómetros al norte de Valdivia, considerado uno de los más grandes del país.
Allí produce flores de corte, como liliums, calas de colores, azaleas y rododendros, entre otras especies, las que están destinadas principalmente a la exportación.
Según cifras de Prochile, la compañía exportó a Holanda y Francia flores por un total de US$ 411 mil en 2009, especialmente calas de colores y castañas. Además, la compañía ha participado en numerosos proyectos de conservación de especies e investigación con distintas entidades públicas, entre ellas Fondef y Bosques para Chile. En paralelo, el empresario desarrolla su veta como productor lechero, pues cuenta con una lechería en su fundo El Tronador, ubicado a 14 kilómetros de Purranque, en la Región de Los Lagos. Y si bien el mismo Nicolás Ibáñez se ha definido en más de un oportunidad como un pequeño productor, lo cierto es que ha alcanzado una escala mayor y parte importante de la producción de su fundo la entrega a Surlat, la firma láctea de capitales chilenos y españoles. En 2009, en todo caso, creó la Comercial Lácteos Tronador, con un capital de $ 20 millones para procesar, distribuir y vender leche y sus subproductos.