En 1984, el periodista canadiense Brian Stewart filmó la imagen de una niña de tres años moribunda en brazos de su padre, en Mekele, norte de Etiopía. Birhan Woldu y su padre, Ato, habían viajado varios días para llegar a un centro de atención comunitario atendido por monjas irlandesas para recibir ayuda en medio de la peor hambruna sufrida por un país a fines del siglo XX. Las imágenes mostraron a la niña semidormida, desnutrida y sedienta. Contra todos los pronósticos, Birhan y su padre sobrevivieron y su historia dio vuelta al mundo.
A 25 años de la tragedia, la menor, que se convirtió en ícono de las campañas de ayuda internacional para ese país, hace fuertes cuestionamientos a la política de entrega de alimentos y afirma que más que comida lo que se necesita son aportes internacionales para mejorar la "infraestructura caminera y de comunicaciones" del país y así evitar dependencia de la ayuda externa.
Birham Woldu, de 28 años, directora del programa de ayuda educacional para jóvenes en Etiopía (Eyes), publicó en su blog -dentro de la página web de la organización de cooperación Oxfam- que "Etiopía es un país grande y que generalmente, cuando hay hambruna en algún lugar siempre hay muchos alimentos en otro. Lo que realmente necesitamos, sobre todas las cosas, es educación. Los etíopes somos personas trabajadoras e inteligentes y todo lo que queremos es poder educarnos", afirma la mujer que en 2005 visitó Londres para participar en el concierto Live Aid 8, para ir en ayuda de Africa.
Si bien Woldu reconoce que de no ser por la ayuda internacional ella no sería una sobreviviente de la hambruna de mediados de los 80, asegura que en la propia educación que ha recibido -posee una licenciatura en Agricultura y otra en Enfermería- le ha enseñado que "el constante traslado de alimentos es muy costoso y estimula la dependencia de las personas".
Un reciente informe hecho por Oxfam asegura que en Etiopía el 91% de la ayuda humanitaria que se ha recibido en lo que va de 2009 consiste en alimentos. Sólo el 0,14% se ha invertido en preparar a la población para manejar futuras sequías o crisis alimentarias como la que se vive hoy. Este análisis, según la mujer, reafirma la idea de que es necesario un cambio urgente en las políticas de ayuda humanitaria internacional para cambiar el foco del "asistencialismo" a educar y preparar a la población para manejar sequías y mejorar sus técnicas de agricultura.
"No podemos simplemente depender de los alimentos que nos entregan. Conocemos nuestras vulnerabilidades. Déjennos plantar y producir nuestros propios alimentos, ayúdennos a manejar nuestro medioambiente para que próximas sequías no nos golpeen tan fuerte. Esto es más digno y sustentable que importar alimentos", enfatizó Woldu. Actualmente, Etiopía pasa por una grave sequía que ha obligado a la movilización de miles de personas desde el norte del país. De hecho, el gobierno local solicitó US$ 122 millones a entidades internacionales para ir en socorro de alrededor de seis millones de personas que están en peligro de ver afectada su salud o morir por inanición, debido a los problemas con las plantaciones de maíz. Datos recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señalan que un 46% de los casi 80 millones de habitantes que tiene Etiopía está por debajo de los estándares internacionales de nutrición.