Señor director:

Las palabras crean realidades. La Real Academia Española define menor como “inferior a otra cosa en cantidad, intensidad o calidad” y como “menos importante en relación con algo del mismo género”. Llamar menor a un niño, niña o adolescente implica centrar la valoración de la persona al momento en que alcanza su condición de mayor o adulto, perdiendo toda la riqueza y originalidad que aportan los niños y adolescentes desde su propia condición de sujetos de derecho.

En 1990 Chile ratificó la Convención Internacional de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (CIDN) de las Naciones Unidas, donde se les reconoce la calidad de sujetos de derechos. Atrás quedó esa concepción de la infancia pasiva que sindicaba a los niños como meros receptores de políticas y decisiones que los adultos tomábamos por ellos.

Es tarea de todos promover una infancia donde niños, niñas y adolescentes puedan expresar qué quieren y con qué sueñan, especialmente en la discusión que debiera abrirse este año por la Ley Integral de Protección de la Infancia.

Invito a dejar de usar la palabra menores para referirnos a un grupo importante de nuestra sociedad e ir transformando desde nuestro lenguaje su realidad.

Andrés Beroggi
Director Nacional Aldeas Infantiles SOS