AJuan Obach, presidente de Inversiones Pathfinder Chile, no le gustan algunas prácticas que han remecido al empresariado en el último tiempo. El uso de información privilegiada, el abuso contra los minoritarios, las coimas, el lobby como método para generar ganancias, los monopolios y los favores políticos son, a su juicio, conductas que han desprestigiado la imagen del sector privado.
“Hace 20 años, ser empresario era muy distinto a hoy, era algo que provocaba admiración. Pero hoy está asociado a una palabra casi prohibida, el lucro, y a escándalos financieros o abusos que han existido”, dijo este ingeniero comercial, quien, rompiendo su habitual bajo perfil, intervino la semana pasada en el seminario “Etica, ¿un Imperativo para el Mundo de los Negocios?”, organizado por la Sofofa.
Para Obach, hoy la imagen de los empresarios está muy cuestionada por la sociedad y eso lleva, por ejemplo, a que se les mencione con frecuencia en distintas campañas políticas. “Al parecer, nosotros nos hemos transformado en fuentes de una injusticia, lo cual es sumamente grave y peligroso para lo que puede ir pasando hacia adelante”, sostuvo.
Ante esta nueva realidad, llamó a sus pares a cambiar la visión respecto de la actividad que realizan, señalándoles que el modelo de empresa de hace 20 años ya no es válido hoy. “Hoy ya no somos los ídolos del sistema social, definitivamente estamos muy cuestionados y todos los políticos están exigiendo justicia, impuestos, etc.”, planteó.
En el mismo foro llamó a sus pares a asumir un rol más activo ante estas desviaciones y a condenarlas. “Tenemos la responsabilidad de ir más allá, con cosas muy concretas: tenemos que condenar las prácticas monopólicas, el abuso a los accionistas minoritarios… No podemos ser, como dijo el Presidente respecto de los derechos humanos, cómplices pasivos de lo que está pasando. Podrán ser muy bonitas las empresas, pero si han actuado mal, tenemos que decirlo con nombre y apellido. Los monopolios y los intereses creados son tremendamente malos. No podemos validarlos y la cantidad de monopolios que tenemos en Chile es muy importante”, señaló.
En la ocasión, Obach describió su trayectoria de cuatro décadas en los negocios, la que comenzó cuando apenas superaba los 20 años, y que en su origen, en un máster que realizó entre 1978 y 1980 en Stanford, incorporó conceptos básicos de ética.
Desde su experiencia, relató la instalación de Masisa en Argentina, mercado donde contrataron a ejecutivos locales para poder manejarse en un ambiente particular, debido a su elevado grado de informalidad. “Hay que ser prácticos cuanto uno va a países donde hay otras costumbres (...). Tenemos que prepararnos para ir a otros lugares, siendo tan buenos como la paloma, pero inteligentes como la serpiente, para poder contratar gente que haga posible hacer negocios donde hay problemas”, afirmó. En ese contexto, desde un comienzo plantearon a las autoridades su intención de no salirse de las normas para invertir. Y el saldo fue positivo para la forestal: “Fue un súper negocio tener claro, en el esquema de Masisa, el no pagar coimas en ningún país. Muchas empresas que sí lo hicieron terminaron quebradas, porque todos les vinieron a pedir lo mismo que habían pagado a otros”, dijo.
Las malas prácticas
Uno de los comportamientos cuestionables, en opinión de Obach, tiene que ver con las malas prácticas hacia los minoritarios. “Es muy difícil sostener una palabra como la ética cuando se sabe que una compañía abusa contra sus accionistas minoritarios, o sus directivos o ejecutivos usan información privilegiada para transar sus acciones. La ética es buen negocio a largo plazo”, sostuvo.
El abuso, agregó el empresario, tiene diversas formas, como por ejemplo, cuando un controlador plantea un aumento de capital haciendo aportes de bienes o hace propuestas antojadizas frente a las cuales los minoritarios no tienen margen.
También reprochó el creciente protagonismo del lobby por parte de las organizaciones, lo que se observa con más fuerza en Estados Unidos. A través de esa práctica, añadió, se logran cambios regulatorios que permiten sacar provecho. "Se van atrapando rentas que no corresponden a la productividad marginal de la empresa, sino que sencillamente a una buena capacidad de tener lobby o a un buen monopolio que uno logró en un momento", explicó.
Para Obach, lo cuestionable de esto es que las empresas se justifican en la medida que crean valor, “pero cuando las rentas se empiezan a crear a través de los monopolios, de los favores políticos o francamente a través de las coimas, entonces es indefendible el sistema”.
Además, puso el acento en lo dañino que resulta para los negocios el sistema lo que llamó “amiguismo”. En este sentido, cuestionó que se obtengan contratos o beneficios sobre la base de conexiones y no producto de la competencia. “Creo que un país que funciona a partir de conexiones es un país injusto, al que tarde o temprano le van a pasar la cuenta”, advirtió. “Cuando el sistema funciona en libre competencia, es espectacular”, destacó.
En el mismo sentido, dijo sentirse orgulloso de ser empresario bajo el esquema que él defiende. “Una empresa privada se justifica en la medida en que las utilidades provengan de la invención de nuevos productos o nuevas maneras de producir bienes en forma eficiente y deja de justificarse cuando se obtienen utilidades basadas en rentas monopólicas”.