Todos los procesos que ocurren en nuestro organismo suceden gracias a una compleja maquinaria de células que producen y exportan moléculas a otras. Este sistema es el que permite que se desaten en nuestro cuerpo una amplia gama de procesos biológicos, que van desde liberar insulina en la sangre a que se envíen señales químicas entre nuestras neuronas.
Cómo funciona el mecanismo que permite a las células transportar esas moléculas a otras con precisión es lo que descubrieron dos expertos norteamericanos y uno alemán que ayer recibieron el Premio Nobel de Medicina.
Se trata de James E. Rothman, jefe del programa de Biología celular de la U. de Yale; Randy W. Schekman, profesor de Biología del Desarrollo en la U. de Berkeley; y Thomas Südhof de la U. de Stanford y que vive desde hace años en EE.UU.
Sus trabajos, publicados con años de diferencia, hoy permiten entender este mecanismo base y, a través de ello, por qué ocurren diversas enfermedades como trastornos inmunológicos y neuronales. Esto, porque cualquier falla en este proceso de transporte de moléculas da origen a enfermedades. "Los tres laureados descubrieron los principios moleculares que gobiernan cómo se envía esta carga al lugar y la hora correcta", explicó el Instituto Karolinska de Estocolmo.
Las células producen y liberan diversos materiales como enzimas, neurotransmisores y hormonas. Este material se transporta a otras células en pequeñas bolsitas de grasa llamadas vesículas. Cómo estas vesículas salen del interior de la célula con su material y se unen a la superficie exterior de la célula receptora para liberar su contenido es lo que explicaron los tres galardonados.
Para María Isabel Yuseff, investigadora de la U. Católica, lo importante de estos hallazgos es que todas las células hacen este proceso, por lo que si éste falla, por ejemplo, a nivel neuronal, eso traerá consigo enfermedades neurológicas. Lo mismo si falla a nivel inmune. "Al dilucidar esta maquinaria clave uno puede manipularla en el futuro para poder mejorar o curar enfermedades", dice.
La depresión severa es una de esas patologías, dice Alejandro Roth, académico de la Universidad de Chile.
Las neuronas (células cerebrales) deben producir varios neurotransmisores (proteínas) para comunicarse entre ellas. Cuando hay depresión es porque hay déficit de norepinefrina, serotonina y dopamina y eso podría deberse a que el transporte de éstas entre células tiene fallas.
También podría generar nuevos tratamientos para la obesidad. "Si se pudiera regular la cantidad de secreción de neuronas como la leptina, encargada de la saciedad, se podría por ejemplo tratar la obesidad. Es un mecanismo tan básico que la aplicación se ve lejos, pero no se puede hacer innovación desde la ignorancia".
Lisette Leyton, de la U. de Chile afirma que hay muchas enfermedades relacionadas con la secreción de moléculas que podrían, eventualmente, tratarse. "Cuando un espermatozoide fecunda un huevo, se produce una secreción de enzimas que le permiten romper las capas del óvulo y llegar al huevo. Este proceso es similar a la comunicación entre las células, por lo que si hay algo que falla allí, se puede solucionar estudiando este mecanismo". Así, la aplicación médica de esta investigación se amplía aún más: asma, parkinson y otras enfermedades autoinmunes y vasculares en los que se desencadenan estados inflamatorios producto de la liberación de citoquinas (sustancia que inflama el sistema).