La intervención del paisaje siempre ha sido clave en la obra de Not Vital (1948). Cuando se intenta buscar el origen de ese interés, el suizo se remonta a su niñez, cuando pasaba largas vacaciones acampando en el bosque. "Con mis amigos construíamos albergues para nuestras aventuras. Aprendí que tenían que ser fuertes para protegernos en la noche. Hasta hoy mis obras tienen algo de esas sencillas construcciones de infancia", dice Vital.

Criado en las sinuosas laderas de Engandina, Suiza, el artista ha pasado las últimas dos décadas fascinado con una idea similar a la que tenía de niño: levantar refugios en los cinco continentes para contemplar el atardecer. Claro que como Vital no es arquitecto, sino artista, sus edificaciones son más bien esculturas que intentan mimetizarse con el ambiente que les rodea. Partió en 2005 en Agadez, Nigeria, construyendo una casa en forma de torre rodeada de escaleras, y en 2007 aterrizó en el sur de Chile, en Aysén, para completar su tercer refugio. Vital compró una isla de 60 mil metros cuadrados en la Patagonia, en el Lago General Carrera, y junto al arquitecto Cristián Orellana ideó Notona: una casa que es una cueva de 50 metros con una abertura hacia el Occidente.

Fue entonces que el vínculo con Chile se estrechó y Vital pensó que no sería mala idea venir a mostrar su faceta de escultor más tradicional. Desde el 13 de marzo, su trabajo llega a la galería Patricia Ready, donde exhibirá la instalación Let one hundred flowers bloom: 100 flores de loto gigantes hechas en acero que ya se mostraron en China, Austria y España.

"Es una de nuestras muestras más importantes. Dos containers viajaron por mar para traer las 100 flores. Son días intensos, tenemos mucha maquinaria y un equipo de personas trabajando en el montaje", cuenta la directora Patricia Ready, quien este año cuenta con una nutrida programación sustentada en jóvenes artistas locales como Sebastián Preece, Felipe Cusicanqui, Cecilia Avendaño y Aymara Zegers, para culminar en diciembre exhibiendo una obra inédita en Chile, del Premio Nacional de Arte, Alfredo Jaar.

Exhibida en 15 países, The sound of silence (1995) es quizás la obra más elogiada del artista, que en 1987 saltó al panorama internacional con una intervención el Times Square de Nueva York, donde instaló un cartel publicitario con la frase This is not America (Esto no es America), criticando el imperialismo de EE.UU. Esta vez, Jaar instala una caja de luz gigante que en su interior proyecta la famosa y cuestionada imagen del fotoreportero sudafricano Kevin Carter, en la que un buitre parece a punto de atacar a un niño famélico en Sudán. Con ella, Jaar reflexiona sobre el poder y el sensacionalismo de las imágenes de prensa. "Haremos todos los esfuerzos para recibir este montaje y exhibirlo como se merece. Con esta obra, Jaar nos despierta una vez más a una profunda reflexión y a querer construir un mundo mejor", dice Ready.

Público y peregrinación

Exhibida originalmente en Pekín, en 2008, las 100 flores de loto de Vital están inspiradas en una de la campañas que impulsó Mao Tse Tung entre 1956 y 1957 y que bajó el lema "Permitir que 100 flores florezcan", animó la libertad de expresión de distintos actores culturales. El resultado fue catastrófico: el gobierno se llenó de críticas, iniciando luego una persecución contra los intelectuales "derechistas".

Pintor y escultor, el suizo ha mostrado su trabajo en países como EE.UU., Alemania, Holanda, e Italia. Tiene obras en importantes colecciones públicas como el MoMa y el Museo Guggenheim de Nueva York,el Museo de Arte de Lucerna en Suiza, el Museo Moderno de Salzburgo y el Museo Alshmolean de Reino Unido. Además ha participado en importantes eventos como la Bienal de Venecia y la Documenta Kassel. Allí se han exhibido obras como Tonge, una escultura de acero que simula una lengua de vaca de ocho metros de alto o un lote de trozos de carbón de Mongolia que son ubicados como totems meditativos.

Eso sí, en el último tiempo lo más llamativo de su obra han sido sus proyectos arquitectónicos, que sin embargo no están al alcance de todos. "Los lugares que elijo tienden a ser remotos. Mi intención no es tener un gran público. Son lugares de contemplación, los que quieran ir deben hacer una esfuerzo, una pequeña peregrinación", cuenta Vital.

No todos sus proyectos están desligados del sentido social: Vital también construyó una escuela en Makaranta, Nigeria, con una estructura piramidal, que en un principio fue rechazada por lo lugareños, pero que hoy está lleno de niños.

Ahora está a punto de iniciar una nueva construcción en la Isla de las Flores de Indonesia: la vida nómade se ha vuelto el principal motor de su obra. "La belleza natural en el que he decidido colocar estas casas es el punto de partida e impulso de todos los proyectos", resume Vital.