Dos datos que dan cuenta de cuán aislado está Puerto Edén: en todo el pueblo -conformado por 227 habitantes- hay un solo teléfono público. Si falta mercadería, hay que esperar el barco que, una vez por semana, se asoma en la isla Wellington.
Aunque hay luz, agua potable, escuela, posta y biblioteca, vivir a 400 kilómetros de Puerto Natales (la comuna a la que pertenece) y a dos días de navegación de Puerto Montt, puede ser muy difícil. Más aún, si el clima que domina esta tierra de canales y montañas congeladas de Magallanes no da tregua: sus casas soportan unos 5.000 mm de lluvia cada temporada y los fuertes vientos azotan sin cesar.
Ultima Esperanza se llama la provincia y es el último refugio de los descendientes kaweskar que habitan buena parte de la localidad. Un pueblo canoero que por seis mil años ocupó estas tierras y que en el siglo XX fue confinado a poblados como este.
Esas familias están dedicadas casi en un 90% a la extracción de cholgas, que luego comercializan. Por ello, la conexión marítima es una herramienta esencial. Sobre todo, en estos tiempos, donde las rutinas cotidianas se mezclan con el interés de visitantes de puntos lejanos.
"El muelle fiscal se encontraba en muy malas condiciones. No permitía el atraque de botes, zodiac y lanchas provenientes de embarcaciones turísticas, de habitantes de la villa y de carabineros -ellos, además, realizan las labores de resguardo y control de marea roja- y también de pescadores artesanales en forma segura y expedita", cuenta el seremi de Obras Públicas de Magallanes, Pablo Rendol.
Ese diagnóstico explica la necesidad que quiere cubrir el MOP en el poblado austral: construir un nuevo muelle, para uso diario y turístico, lo que ayudaría a mejorar la conectividad en esa zona patagónica.
Las obras
La cartera decidió invertir más de $ 3.000 millones en el mejoramiento de la infraestructura. Y aunque las obras se han atrasado, prometen que en junio de 2011 estarán listas. El proyecto considera la construcción de una rampa para transbordadores, de 400 mt cuadrados, lo que permitirá el embarque y desembarque de vehículos y peatones.
Además, se considera un puente de acceso hacia el poblado, una explanada, un sistema de amarre y un refugio y pasillo techados.
"De esta forma, se mejora el desarrollo productivo y se potencia el turismo. También, mejora la calidad de vida de los habitantes, ya que tendrán una infraestructura adecuada para la conectividad de la localidad con el continente", señala el seremi.
Mientras, sus vecinos seguirán su rutina, en un lugar donde las calles han sido reemplazadas por pasarelas y donde ahumar mariscos a fuego de leña es tradición diaria de las familias.