El trabajo es incesante en el edificio Biobío, el mismo que viera desplomar sus 15 pisos en medio del terremoto que azotó al centro y sur del país. Y es tanta la bulla que envuelve el lugar, proveniente del trabajo con las máquinas y de la misma gente que clama por noticias de sus familiares y amigos, que a veces se pierde involuntariamente el objetivo de escuchar las voces de socorro que aún emanan desde la colapsada edificación de la avenida Costanera Padre Hurtado.

Ayer, cerca de las 10.00, una nueva orden de triángulo de silencio dio finalmente sus frutos. Rescatistas, máquinas y familiares dejaban el trajín por un rato, extremando la alerta auditiva. Desde el piso seis, y tras varias horas de infructuosas alertas, se escucharon voces desde el interior. El comandante de Bomberos de Concepción, Juan Carlos Subercaseaux, explicó que "tenemos respuestas de dos golpes. No sé precisar cuánta gente es, aparentemente serían tres que habitaban el departamento 610". En la tarde, un grupo de rescatistas dio con la mujer de 34 años que pedía ayuda, la que fue rescatada sin vida. "La encontramos luego de una réplica que hubo y pudimos identificar algunas de sus extremidades", señaló un bombero.

Hasta el domingo, bomberos manejaba la teoría de 48 personas que aún se encontraban atrapadas. Sin embargo las réplicas y la aparición de algunos propietarios que no se encontraban en ese momento en el edificio, redujeron ese número a 11. "Se hace cada vez más difícil acceder a los lugares y los perros se confunden, porque hay muchos olores extraños en el interior", dice un rescatista.

Historias de sobrevivientes

Mientras el trabajo se multiplica en la zona, el ecuatoriano Alex Tapia cuenta cómo fue que se salvó de morir aplastado en el edificio. Padre de dos hijos, había llegado a su nuevo departamento el 6 de febrero, y esa noche celebraba su cumpleaños número 35. "Sentí el abismo", dice de entrada, narrando que escaló cerca de tres metros y encontró una ventana, lo que le permitió ayudar a su familia. "Caímos, constaté que mi familia estaba bien, salí, me desplacé a un ducto... Conversé con un chico que estaba atrapado, pero decía que estaba bien. Se llamaba Claudio y no sabemos si fue rescatado", cuenta Tapia, quien por ahora vive en la casa de un compañero de trabajo.

El ecuatoriano no sería el único en contar su historia. Alrededor del mediodía, José Molinet (28) estaba rescatando juguetes y ropa que los bomberos le ayudaron a sacar. Ese día estaba con su esposa y sus dos hijas. "Se movía todo y me botó como cinco veces. Fui a la pieza de mi hija y no alcancé a abrir la puerta del dormitorio cuando se cayó (el edificio)". Su pieza había caído en el subterráneo -1 "Un 'flaco' me ayudó a rescatar a mi hija mayor y bomberos me ayudó a rescatar por dentro a la menor".

Las labores se redoblan y varios países anuncian ayudas inmediatas, Uno de ellos es Panamá, que enviará a 15 rescatistas que vivieron la experiencia de Haití.