Un teléfono público rojo, estilo inglés, en el patio de la casa del subsecretario de Telecomunicaciones, Jorge Atton, es uno de los mejores ejemplos de lo que sucede con estos aparatos. Esta "especie en extinción" apela a la nostalgia de quienes los utilizaban en su mejor época, cuando no existían los celulares y cuando eran un importante medio de intercomunicación.

Según describe el libro Un cable al cielo, de Telefónica, los primeros equipos fueron instalados en los "barrios altos" a fines de la década del 50, para facilitar el servicio a las personas del sector. "En 1967, las cosas no variaron demasiado cuando fueron instaladas las primeras 39 cabinas telefónicas en calles de Providencia, Las Condes, Ñuñoa y La Reina", señala el texto.

Hoy quedan 21.761 equipos en todo Chile, según estadísticas proporcionadas por la Subsecretaría de Telecomunicaciones, cayendo un 69% respecto del 2000, cuando había un poco más de 71 mil equipos .

Al respecto, Movistar defiende la mantención de este tipo de equipos, aunque explica que la penetración de la telefonía móvil ha mermado los ingresos de este nicho. "Hay lugares en que el uso de los teléfonos públicos ha bajado notoriamente y es donde la mayoría de la gente circula con su celular, por ejemplo, el centro de Santiago, Providencia, Las Condes. Sin embargo, factores como la delincuencia hacen que sea conveniente, por razones de seguridad, usar un teléfono público en vez de un móvil en la vía pública", señala Jorge Camps, subgerente de Proceso y Proyectos de esta empresa. Agrega que un segundo factor que mermó este negocio "son los problemas de fraude y vandalismo que actualmente se viven en distintas comunas del país, pero a pesar de que estas situaciones generan pérdidas, Movistar continúa gestionando los recursos para mantener viable y vigente este beneficio para la comunidad".

Por su parte, Rodrigo Eguillor, gerente de Proyectos de GTD Manquehue, coincide en que la alta penetración de la telefonía móvil (1,3 celulares por cada persona) ha afectado el uso de los teléfonos públicos, "lo que nos ha llevado a ir retirando de circulación aquellos que tienen un menor índice de uso", y agrega que esta unidad "ya no representa un rol importante ni significativo para el negocio".

Pero GTD vio un nuevo negocio en sus equipos obsoletos. "Hemos visto una oportunidad de dejar huella de este servicio, apuntando hacia la nostalgia de las personas, por lo que, en la actualidad, GTD Manquehue realiza un intenso trabajo para recuperar estos equipos, que han sido sacados de las calles, y dejarlos totalmente operativos para particulares y/o negocios, vendiendo cada unidad en $ 50.000", señala el ejecutivo.

Nuevas oportunidades

La extensión que tiene Chile hace que sea uno de los países con la mayor penetración en telefonía celular en Latinoamérica y que, a su vez, existan zonas aisladas donde la señal no llega y los teléfonos públicos siguen cumpliendo el rol fundamental de antaño. Es el caso de Mallín Grande, el punto de partida del tramo de 31 km que permite conectar la Carretera Austral con el territorio argentino, a través del paso Las Llaves, XI Región. Ahí, la empresa Telefónica de Coyhaique, perteneciente al Grupo GTD, mantiene un teléfono público. Al respecto, el subsecretario Atton sostiene que la masividad de estos teléfonos podría seguir disminuyendo, pero no por completo, debido a su utilidad en zonas aisladas. Agrega que las empresas deberían evaluar nuevas oportunidades de negocios con estas cabinas, cuya inversión bordea los US$ 1.000. "Estamos viendo a Europa y EE.UU. que están transformando estas cabinas para uso de internet, incluso para servicios turísticos", dice.