Para los funcionarios de la Casa Blanca la gira de Barack Obama por tres países de Africa -su primera visita extensa al continente desde que asumió su primer mandato en 2009- busca compensar lo que algunos analistas consideran como años de descuido por parte del Presidente de EE.UU., cuyo padre es, precisamente, originario de ese continente. Pero su arribo ayer a Sudáfrica, la segunda etapa de su gira luego de Senegal, fue agridulce. Obama fue recibido con protestas frente a la embajada norteamericana en Pretoria, a metros del hospital donde está internado el ex presidente sudafricano y premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, de 94 años, cuyo grave estado de salud mantiene en vilo al país. "En comparación con cómo estaba hace unos días, hay una gran mejoría, aunque clínicamente sigue sin estar bien", declaró ayer su ex esposa Winnie Madikizela-Mandela.

Unos 200 sindicalistas, activistas estudiantiles y miembros del Partido Comunista de Sudáfrica se manifestaron por la llegada de Obama, al que criticaron por su política exterior, que calificaron de "arrogante", "colonial" y "racista". Las manifestaciones se repetirán hoy en Soweto, esta vez lideradas por varias agrupaciones de estudiantes. El gubernamental Congreso Nacional Africano instó a los que protestan a hacerlo "de forma que respeten los derechos de quienes no comparten su punto de vista".

El jueves, al iniciar su gira africana, Obama rindió un vibrante homenaje a Mandela en Dakar. "Es un héroe para el mundo", declaró en la capital senegalesa. Y durante su visita oficial de dos días a Sudáfrica, también se espera que rinda tributo al líder antiapartheid, con quien se reunió en 2005, cuando todavía era senador por Illinois. "El presidente hablará del legado de Mandela, y esto ocupará gran parte de nuestro tiempo", dijo el consejero adjunto de Seguridad, Ben Rhodes.

Sin embargo, el propio Obama -poco antes de arribar a Sudáfrica- puso en duda que visite a Mandela en el hospital. "Veremos cuál es la situación cuando aterricemos", dijo el presidente a los periodistas a bordo del avión presidencial tras abandonar Senegal. "No necesito tomarme una fotografía y lo último que quiero es ser un estorbo en cualquier modo en momentos en que la familia está preocupada por la condición de Nelson Mandela", agregó.

Los actos oficiales de Obama en Sudáfrica comenzarán hoy con una reunión con el Presidente Jacob Zuma, en Pretoria y una rueda de prensa conjunta. Por la tarde, el inquilino de la Casa Blanca se desplazará hasta el campus que la Universidad de Johannesburgo tiene en el antiguo gueto negro de Soweto para participar en un acto con estudiantes. Obama anunció ayer que aceptará el doctorado "honoris causa" que le concederá esa casa de estudios. Posteriormente, se reunirá con la presidenta de la Unión Africana, la sudafricana Nkosazana Dlamini-Zuma, para asistir después a la cena ofrecida en su honor por el mandatario.

Obama viajará mañana a Ciudad del Cabo, donde visitará la Isla Robben, donde Mandela -el detenido más célebre de esta cárcel- pasó 18 de los 27 años en los que estuvo preso. Así, pretende rendir tributo al hombre cuyo legado, aseguró, "es uno de los que perdurarán en el tiempo". Se trata de una nueva etapa simbólica en la gira de Obama, que visitó el jueves la senegalesa isla de Gorea, máximo símbolo del tráfico de esclavos.

Antes de partir hacia Tanzania -la última escala de su gira africana-, Obama visitará un centro comunitario junto al arzobispo Desmond Tutu y luego pronunciará un discurso en la Universidad de Ciudad del Cabo.