El modelo español de trasplantes es conocido por revertir, rápidamente, las bajas tasas de donación de órganos. Tras crear un nuevo sistema a fines de los '80, España alcanzó en tres años los 23 donantes por millón de personas (pmp), ubicándose desde 1992 como el primer país del mundo en la materia, lugar que ostenta hasta hoy con una tasa de 35 donantes. Los cambios se le imputan al nefrólogo Daniel Matesanz, creador y director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), quien mira el modelo chileno y afirma que -tal como ocurría en su nación- se requiere una institucionalidad "con presupuesto, estructura y dotación propia, y el desarrollo de una red de coordinadores", para fortalecer el sistema.
¿Cuál era la situación de España previo a la ONT?
Cuando se crea la ONT, en 1989, España estaba en unos 14 donantes pmp (unos 500 donantes) y se hacían unos 1300 trasplantes de órganos. Hoy estamos en 35-36 donantes pmp, con cerca de 1. 700 donantes y unos 4.400 trasplantes. Somos el único país con un aumento mantenido de la donación durante un cuarto de siglo y el primero del mundo desde 1992.
¿Cómo se ideó el actual modelo?
Pusimos la donación en el centro del sistema. Lo más importante, el hecho de que haya o no donantes, no depende ni del tipo de ley, ni de las campañas de concienciación, ni de aspectos religiosos o culturales: depende de que haya un sistema organizativo que funcione y eso es una responsabilidad del sistema sanitario, del Estado. La población nunca tiene la culpa de que no haya donantes. Si ocurre asi es que lo estamos haciendo mal.
¿Cómo funciona en España?
Es un sistema integrado de gestión del proceso de donación y trasplante, con unos profesionales médicos -los coordinadores de trasplantes, la mayoría intensivistas-, muy bien entrenados, motivados y coordinados por la ONT, con una colaboración muy estrecha entre las distintas regiones, con toma conjunta de decisiones, evaluación continua de resultados, y una atención muy profesionalizada a los medios de comunicación. Los donantes son el resultado de la generosidad de la población, pero eso no quiere decir que caigan del cielo.
¿Cuáles fueron los cambios?
Lo principal fue la creación de la ONT como motor del cambio. Hoy es un organismo autónomo que depende del Ministerio de Sanidad, con sus correspondientes coordinaciones en las 17 regiones, para crear un sistema en red cuyos agentes son los coordinadores de los hospitales. Debe haber un equipo de coordinación en todo hospital público o privado donde pueda haber donantes, y la ONT se tiene que encargar de liderarlos, formarlos y marcarles objetivos.
¿Cuál es su opinión sobre el sistema de trasplantes chileno?
Hasta hace unos años la Corporación del Trasplante se encargaba de la donación, formada por personal muy motivado y bien formado, pero con escasa capacidad para actuar en los hospitales. El cambio hasta la situación actual fue conceptualmente positivo y la persona elegida para liderarlo está mas que capacitada para ello, pero el cambio se quedó a medio camino: no se ha creado una verdadera organización chilena de trasplantes, con recursos propios y verdadera capacidad de actuación, ni tampoco se ha dotado al sistema de una estructura de coordinación periférica. Sin estas premisas es muy difícil que hayan aumentos importantes.
¿Qué medidas habría que aplicar en Chile para revertir las bajas tasas de donación que tiene el país?
Fundamentalmente la creación de una organización chilena de trasplantes como parte del Ministerio de Salud, donde se centren las competencias sobre donación y trasplante (no pueden depender de partes distintas del ministerio), con presupuesto, estructura y dotación propia y el desarrollo de una red de coordinadores, que no tienen que dedicarse a ello de forma exclusiva, sino que son las "personas clave" del sistema en cada hospital, tanto en los centros públicos como privados y a partir de ahí ir desarrollando el sistema. En Chile hay personas que conocen perfectamente la receta (y el Dr Jose Luis Rojas por supuesto) y lo que hace falta es un apoyo institucional.