El Papa Francisco, quien ha expresado su deseo de establecer una Iglesia más humilde y cercana a la gente, decidió suprimir o, al menos, restringir los títulos honoríficos, entre ellos, el muy usado "monseñor". La medida fue tomada hace varias semanas y fue divulgada ayer por los medios de prensa italianos. La Secretaría de Estado del Vaticano envió una carta a los nuncios o embajadores de la Santa Sede en todo el mundo para que informen a los obispos sobre esa medida. Desde ahora, el título honorífico sólo puede ser otorgado a sacerdotes que tengan, al menos, 65 años con una vida de servicio a la Iglesia. Hasta ahora, los obispos podían pedir al Vaticano otorgarles el título a sacerdotes mayores de 35 años, como una distinción del resto del clero. El título de monseñor brinda privilegios menores, como usar una vestimenta un poco diferente en ceremonias para distinguirse del resto. El único título que los obispos podrán conservar es el de capellán de Su Santidad, precisa la carta, que subraya que la medida no tiene carácter retroactivo. Los obispos, vicarios y arzobispos seguirán siendo llamados monseñor y las autoridades de la Santa Sede podrán usarlo si el puesto que ejercen amerita que lo usen. En 1968, el Papa Pablo VI redujo el abanico de títulos honoríficos dentro de la Iglesia y, según el Vaticano, la decisión de Francisco "debe entenderse en esa lógica, como una mayor simplificación". La medida está en línea con el deseo del Papa argentino de reformar la Iglesia de forma gradual. Cuando era arzobispo de Buenos Aires, al Papa Francisco no le gustaba que se dirigieran a él con los títulos honoríficos de "eminencia" o "excelencia".