Dentro de las oficinas de Microsoft en Redmond, uno espera encontrar lo usual: computadores y consolas de videojuegos. Pero dentro del Edificio 33 del complejo -conocido también como Microsoft Conference Center- un equipo ha trabajado para colocar una casa completa dentro de las instalaciones. No se trata de cualquier casa. Aunque nadie vive allí -a pesar de estar completamente amoblada- sí tiene un anfitrión. Su nombre es Jonathan Cluts, director de prototipos de consumo en Microsoft y es el encargado de realizar la visita guiada a través de su morada temporal, conocida como Microsoft Home, o "la casa del futuro".

Un proyecto iniciado en 1994, en el cual es posible probar y demostrar tecnologías que pueden parecer muy lejanas, pero que Cluts asegura "serán masivas dentro de cinco a 10 años".

La casa con nombre

La fachada del lugar parece como cualquier otra. Un antejardín y una puerta de madera dan la bienvenida al lugar. Allí Jonathan nos explica dos cosas: primero, que el riego de las plantas es automático y es regulado por sensores de bajo costo colocados en las plantas y que la casa no tiene llaves, sino que se abre con un código colocado en el celular.

Además, para las visitas se ubica un panel en el costado, donde una cámara con micrófono sirve para identificar a los visitantes que ya han estado antes, o bien, alertar de la presencia de extraños. Por suerte, el dueño de casa estaba presente.

Ya adentro, lo primero que hace Clut es dejar su teléfono y su celular sobre una bandeja en apariencia normal. Pero es mucho más que eso: es un cargador inalámbrico, que no sólo recarga con energía los objetos con tan sólo colocarlos sobre ella, sino que se ilumina con información que ellos contienen, como la cantidad de kilómetros caminados, el clima, o citas pendientes. "La idea es simplificar los hábitos que se hacen al llegar a la casa, como cargar los dispositivos y además entregar información sensible"dice.

La casa funciona como un gran computador que ejecuta las órdenes que desean quienes viven allí. La diferencia es que en vez de un mouse o un teclado, todo se controla por voz. Y para evitar que se produzcan activaciones accidentales y reacciones no esperadas, es que es necesario ponerle un nombre a la casa, para indicar que se aproxima una orden. En este caso, la casa se llamaba Grace, lo cual producía la extraña sensación de estar conversando con otra persona. El resto del hogar cuenta con varios elementos en común: todo está conectado a internet, desde el televisor -que puede acceder a toda la música que está en la red-, hasta el diario mural, que se actualiza constantemente con los recados y recordatorios que envían los miembros de la familia.

Dormitorios digitales

Otro de los cambios que podrán incorporarse durante la próxima década son los dormitorios digitales. En la demostración se mostró la pieza de una hija ficticia, cuyas paredes no estaban decoradas con posters, sino que con imágenes en movimiento de sus artistas favoritos. Este sistema de papel mural digital también puede ser activado por voz e incluye diferentes temas. Si alguna vez se reciben visitas, se puede cambiar automáticamente a un tema más sobrio.

El espejo de las piezas también gana nuevas características. Con las cámaras utilizadas por sistemas como Kinect, por ejemplo, el espejo puede reconocer a la persona y mostrarle, gracias a la realidad aumentada, cómo se vería con un vestido antes de ponérselo.

La combinación de sensores, cámaras, proyectores por toda la casa permite que la casa tenga un manejo inteligente. Los dos últimos, por ejemplo, permiten convertir prácticamente cualquier superficie del hogar en una pantalla táctil.

En la demostración, Jonathan ordenaba a Grace, el nombre con el que se refería al computador central de la casa, que mostrara la receta de una torta. En seguida, una proyección mostraba en la mesa de la cocina la lista con los ingredientes y pasos a seguir. No sólo eso. La casa sabía exactamente cuando los materiales estaban en la mesa. ¿Cómo? Gracias a los tags de RFID, un sistema conocido como el código de barras del futuro: guarda más información, puede ser leído a distancia y permitirá integrar, como nunca antes, los objetos con la vida digital.