"Lo fui a buscar y me dijeron que no había ido al jardín. Volví a la casa de él y le pregunté a la nana por qué no lo había mandado". El relato de Jorge Ojeda, abuelo de Borja López, el menor que falleció el martes al ser olvidado por más de tres horas al interior del automóvil de una educadora de párvulos, continúa: "¿Cómo? Sí lo mandé", le dijo la nana. "Llamé a la tía, le insistí, no me contestó. Fui al jardín y ahí lo tenían: en una colchoneta, tratando de reanimarlo".
El niño, que cumplía tres años el próximo martes, falleció asfixiado producto de un edema pulmonar. Su cuerpo fue hallado en el auto de la parvularia Eugenia Riffo Tapia (39), que además oficiaba como transportista del jardín Mandarino de Huechuraba.
Riffo fue formalizada ayer por homicidio por omisión y arriesga hasta 15 años de prisión. En la audiencia, el fiscal José Morales relató que la educadora fue a buscar a Borja a las 13.00 del martes, en compañía de su hija de seis años. Fue ubicado en el asiento trasero derecho, en una silla especial y asegurado con cinturón de seguridad. "Posteriormente, recoge a otros tres menores".
Según el fiscal, en el jardín la educadora bajó a cuatro menores, pero olvidó a Borja. El subprefecto Gilberto Opazo, jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI, dijo que la razón de la distracción habría sido, según la parvularia, una cartera. Riffo "saca las mochilas que estaban en el portamaletas y en ese momento se percata de que en el vehículo que estaba estacionado junto al de ella había una cartera abandonada de una parvularia. Es así que se preocupa de la cartera y se olvida del menor", dijo Opazo. La fiscalía dice que la imputada regresó al auto a las 17.00 a buscar unos objetos, pero que "el menor ya estaba fallecido". La parvularia no precisó si vio a Borja en el vehículo.
El pequeño, según el fiscal, "se encontraba con ventanas y puertas cerradas".
No está claro aún si la mochila azul con un dibujo de Spiderman que el niño llevaba todos los días fue bajada junto a sus compañeros.
Durante la audiencia se produjo una discrepancia entre el fiscal José Morales y la jueza de Garantía María Verónica Orozco. La magistrada coincidió con la defensa de Riffo, en que la muerte se debió a una "negligencia" y concedió la libertad a la imputada. El fiscal apeló a esta decisión y la Corte resolvería mañana el tema. Mientras, la educadora quedó detenida.
Los padres del niño retiraron sus restos desde el SML pasadas las 14.00. Allí, Denis Ojeda, la madre, dijo que "la verdad es que la paz no va a llegar" con la formalización de Riffo. Pablo López, su esposo, señaló que "es una situación tremendamente difícil e incomprensible (...). Parece que no está ocurriendo, que es una pesadilla de la que podríamos despertar. Creo que ya no quedan lágrimas".
Añadió que "desde el año anterior que era transportado por esta parvularia. Antes era otra, que se cambió de jardín".
A los cargos imputados se sumó el anuncio de una querella por parte del Sename y la revocación del permiso para funcionar del jardín. La alcaldesa de Huechuraba, Carolina Plaza, lo clausuró, "mientras no se den las garantías de seguridad para los niños".
La dueña del establecimiento, Gabriela Laval, dijo que "acatamos la decisión", pues, "apunta a proteger a todos los niños y es lo más razonable. Somos los primeros interesados en la seguridad".
SISTEMA ILEGAL
Pese a que el servicio por el que se cobraba hasta $ 48 mil mensuales era catalogado como "transporte informal" y tenía larga data, no contaba con los permisos. Según la directora de la Junji, Ximena Ossandón, el sistema era "absolutamente ilegal". Añadió que el jardín "se protegió ante esta irregularidad, escribiendo un contrato o compromiso con los padres, donde ellos se hacen responsables del transporte de sus hijos".
El ministro de Educación, Joaquín Lavín, afirmó que "es una situación muy terrible. Entiendo que aquí no hay ninguna intencionalidad, pero sí hay una negligencia que es inexcusable. Una tía de jardín no puede ser transportista escolar".