Poco le va quedando a Eike Batista de su imperio. Y tampoco tiene la certeza de poder conservarlo. El empresario brasileño alcanzó la cima en abril de 2012, cuando la capitalización bursátil de las empresas del grupo EBX (sus iniciales y la X, el símbolo multiplicador de la riqueza) lo catapultó al séptimo lugar, entre los hombres más acaudalados del planeta, con un patrimonio de US$ 34 mil millones. Hoy, su fortuna no supera los US$ 900 millones y va en baja.

Los problemas se arrastraban desde hace meses, pero el anuncio, el martes, de la petrolera OGX -la insignia de su flota-, en cuanto a que incumpliría el pago de US$ 45 millones en intereses de sus bonos, dejó claro que el fin del juego para Eike puede estar a la vuelta de la esquina.

El grupo EBX controlaba una docena de empresas, cinco de ellas abiertas en Bolsa: OGX (petróleo), MPX (energía), LLX (logística), MMX (minería) y OSX (astillero). Todo el grupo se construyó pensando en ofrecer servicios a OGX, la petrolera, que tenía dos pozos productivos y grandes reservas. Pero OGX nunca cumplió sus metas de producción y las reservas del campo de exploración de crudo Tubarao Martelo, su principal activo, resultaron ser mucho menores que las estimadas. La firma podría dejar de producir en 2015.

Los inversionistas comenzaron a dudar y no ayudó que la economía de Brasil también perdiera fuerza. Batista recurrió a André Esteves y su banco de inversión BTG Pactual, que en marzo le abrió una línea de crédito y anunció que asesoraría al grupo. En agosto, se supo que BTG había cerrado la línea de crédito.

Los acontecimientos se precipitaron. Vendió el control de la generadora eléctrica MPX a la alemana E.ON Energy (que la rebautizó como Eneva) y comenzó a disminuir el tamaño del astillero OSX. MMX, la minera, dijo que negocia con Vetria Mineracao la venta de algunos activos y derechos mineros. Trafigura Beheer, la corredora de commodities, y Mubadala Development, el fondo soberano de Abu Dhabi, planean comprar una participación controladora en un puerto de hierro de MMX, venciendo a Glencore Xstrata en la competencia por los restos del imperio EBX.

Batista cedió en agosto el control de LLX Logística, que desarrolla el gigantesco puerto de Açu, al grupo estadounidense de capital privado EIG Global Partners, por US$ 562 millones. CCX Carvao da Colombia, la carbonífera de Batista, espera vender dos minas en Colombia, por US$ 75 millones.

Los especialistas citados por la prensa brasileña estiman que Batista recurrirá este mes a un convenio judicial, aunque advierten que cualquier avance dependerá de la voluntad de los acreedores.

Otro recurso al que apuesta el millonario es el de los fondos de capital privado, especializados precisamente en financiar procesos de reorganización bajo protección de tribunales. Según el diario O Estado de Sao Paulo, es con ese objetivo que un equipo de asesores de Batista partirá la próxima semana a Nueva York: para conseguir unos US$ 400 millones frescos para intentar desarrollar el hoy depreciado campo de Tubarao Martelo.