En enero pasado, el Congreso rechazó el primer documento para reformar la Ley de Donaciones Culturales. El motivo: la inclusión como beneficiarios de las pymes culturales, empresas como productoras audiovisuales o editoriales, era un punto conflictivo, ya que abría la puerta para que empresas con fines de lucro redujeran impuestos, lo que se consideró contrario al espíritu original de la ley. El gobierno decidió entonces excluirlas del documento y éste fue aceptado sin resquemores.
De esta forma, la aprobación de la nueva Ley Valdés, este miércoles en el Senado, fue celebrada por buena parte del medio cultural. Entre las novedades destaca que ahora pueden ser donantes las personas naturales (trabajadores dependientes) y los extranjeros; o que entre los beneficiarios se incluya a los contribuyentes del impuesto a la herencia . Sin embargo, la ausencia de las pymes culturales aún se considera una pérdida. Así lo grafica Carmen Romero, directora de Fundación Teatro a Mil (Fitam): "Apoyamos la idea pensando que habría posibilidad de que compañías independientes postularan. Las pymes eran el sentido de abrir esta ley". Fitam ha sido beneficiada en varias ocasiones por la ley.
Según el Consejo de la Cultura, los proyectos se evaluarán según sus méritos. En el caso de las empresas comerciales, éstas deberán crear una fundación o corporación para postular. Es lo que hizo el actor Héctor Noguera, dueño de la Corporación Teatro Camino, que no tendrá problemas en ser beneficiario. "Es positivo optar a más recursos, pero no hay que olvidar a las salas independientes, no todas tienen como fin el lucro", dice.
Más allá de las primeras críticas, la nueva Ley de Donaciones Culturales tiene grandes alcances. El mayor beneficiado es el patrimonio: desde ahora, la Dibam podrá acogerse a la ley, al igual que los dueños de inmuebles que sean Monumento Nacional o que estén en zonas típicas. Ellos podrán invertir en restaurar sus inmuebles a cambio de exención tributaria. "La ley será significativa. Hay mucho interés de privados en contribuir a la conservación del patrimonio y esto los atraerá. Se activará la filantropía, la donación de colecciones que son difíciles de vender en el mercado, pero que siendo donadas recibirán un beneficio tributario. La gente ganará, ya que podrá disfrutar de la exhibición pública de estas colecciones", explica Magdalena Krebs, directora de la Dibam.
La retribución es clave, ya que cualquier actividad acogida a la ley deberá destinar parte de sus exhibiciones o de sus ediciones (en el caso de los libros) para disfrute gratuito o a precios rebajados. La nueva norma entrará en vigencia en 2014 y entonces se probará si las reformas funcionan. Para el director del Teatro Municipal de Las Condes, Arturo Hughes, hay camino por andar. "Intenté por dos años acoger al teatro a la ley, pero las empresas no querían. Falta interés y hay desconocimiento de cómo funciona", señala.