De la misma forma que en la narrativa está la "autoficción" o en el reportaje la "crónica testimonial", podría existir un género llamado "divulgación científica en primera persona". Pere Estupinyà es químico y bioquímico, pero ha dedicado buena parte de su actividad a la difusión de la investigación en los ámbitos más variados de la ciencia, sin ningún temor a ser él mismo objeto de experimentación. En su libro El ladrón de cerebros cuenta cómo se escabulle en laboratorios y unidades de investigació n de todo el mundo para "robar" el conocimiento de científicos importantes, en temas que van desde las neurociencias a la cosmología o de la genética a la psicología, rastreando un virus de resfrío por su propio cuerpo o sometiéndose a un escáner cerebral para ver si puede detectar sus mentiras.
En S=EX², la ciencia del sexo, su último libro, se adentra en centros o congresos internacionales de sexología o en clínicas de medicina sexual, entrevista a fisiólogos, antropólogos, biólogos y neurocientíficos, pero también a fetichistas, swingers, sadomasoquistas o estrellas porno. Tampoco aquí le aproblema servir él mismo de campo de pruebas.
¿Siente culpa cuando usurpa conocimientos que le ha tomado tiempo a otro conseguir?
A veces sí me siento desvergonzado al pedir a científicos "cuéntame en 10 minutos lo que te ha costado 10 años descubrir". Sobre todo sabiendo que después lo sintetizaré aun más. Pero me siento tranquilo porque lo convierto en más comprensible, atractivo de leer, sin nunca distorsionar el mensaje, y los propios investigadores quedan satisfechos. De hecho en algunos casos la difusión ha tenido consecuencias positivas en la financiación de sus trabajos.
¿Hay algún cerebro que le hubiera gustado robar y no ha podido?
En el ámbito científico muchos, claro. Lo de robar cerebros es un principio general: yo siempre que me interesa un tema, busco hablar con alguien que sepa mucho de eso. Por ejemplo ahora me interesa saber cómo hacer que un programa de televisión de ciencia interese más al público femenino (suelen tener mayor audiencia entre chicos). Pues para ello estoy contactando con una experta en didáctica de las ciencias que ha estudiado este tema, a ver qué conclusiones ha sacado. La contrapartida es que cuando alguien me pregunta cosas por Facebook o Twitter (@perestupinya), siempre respondo. La intención es compartir conocimientos.
No es la primera vez que se introduce en un escáner cerebral, pero es el primero en tener un orgasmo en uno...
Eso fue uno de los momentos más peculiares del libro La ciencia del sexo: estaba entrevistando a un neurocientífico que hacía escáneres a mujeres para identificar posibles bases médicas de disfunciones, y me preguntó si quería participar en un estudio que iba a empezar con hombres. Primero dije que no, pero después pensé que sería una experiencia muy interesante para describir en el libro.
¿Le gusta ser conejillo de indias?
Sí; porque cuando pruebas cosas te conoces mejor a ti mismo. A veces nos imaginamos mentalmente estar en ciertas circunstancias y pensamos "yo haría esto o aquello". Pero no lo sabes hasta que no lo experimentas.
¿Es el cerebro un órgano sexual?
El cerebro regula casi todo el funcionamiento del organismo: el movimiento, el hambre, el sueño… ¿por qué no va a regular el deseo sexual? Los genitales son órganos del sexo como el estómago lo es de la alimentación, pero el hambre o el deseo se regulan en el cerebro, como la preferencia por un tipo de comida o relación amorosa. El cerebro claramente se puede catalogar como un órgano sexual, y conocerlo bien nos puede ayudar a entendernos mejor.
¿Qué es lo más raro que le tocó ver en su investigación sexual?
Los fetichistas; personas que se excitan muchísimo con cosas que para la mayoría de individuos no despiertan ningún interés. Mientras puedan controlar su fetichismo, eso no es ningún problema. Pero sí vi casos que eran muy, muy "raros"…
¿Es el "punto G" sólo un mito?
De ninguna manera. ¡El punto-G claro que existe! Es un lugar en la parte superior del interior de la vagina que cuando la mujer está excitada, genera más intensidad de placer sexual. Suele coincidir con la base del clítoris interno. Algunas mujeres lo sienten más que otras, pero es innegable que existe.
¿Somos los hombres tan distintos de las mujeres, sexualmente hablando, como de planetas distintos, digamos de Martes y Venus?
Somos más perecidos de lo que nos pensamos. A nivel de estructuras fisiológicas y de respuesta cerebral, prácticamente idénticos. Lo que marca las diferencias son los condicionantes socioculturales. Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres existen, pero se han exagerado demasiado.
Pero los asexuales, esos sí que parecen extraterrestres...
¡De ninguna manera! Forman parte de la diversidad del comportamiento sexual. Son una orientación sexual más. Ellos no sienten deseo sexual ni atracción física hacia otras personas, pero eso no les impide llevar una vida feliz. Cierto que son poco frecuentes, pero no les debemos discriminar por ello. Yo he hablado con asexuales, y quieren seguir un camino de aceptación parecido al que han ido siguiendo los homosexuales. De hecho son un caso de estudio muy interesante.
Defina sexualmente anormal.
Si por anormal se entiende "poco habitual", sin componente despectivo, pues son anormales los hombres que no pierden la erección tras eyacular, las mujeres con hipersexualidad, las parejas cuyas desavenencias sexuales no afecten a la relación, los intersexuales… y todo aquel cuyo comportamiento sea poco frecuente. Pero insisto: eso no debe tener ninguna connotación negativa. Ser diferente no es malo. Solo lo es cuando supone un problema para la persona, pareja o su entorno. De hecho, intentar "normalizar" el sexo y pensar que hay actitudes buenas y malas es un gran foco de problemas. Debemos tener una mente más abierta y eliminar perjuicios ya obsoletos en sociedades avanzadas.
Pere Estupinyà: Sexo, escáners y cerebros
El químico y periodista español, quien se define como un ladrón de cerebros, estará a comienzos de noviembre en el festival Puerto de Ideas en Valparaíso y en la Feria del Libro de Santiago. Hablará de sexo desde una perspectiva científica, tema de su último libro para el que se adentró en congresos internacionales de sexología y entrevistó a fisiólogos, neurocientíficos, fetichistas, sadomasoquistas y estrellas porno.