El rostro de Sergio Muñoz Quezada, jefe del Subdepartamento de Farmacia del Instituto de Salud Pública (ISP), refleja sorpresa. Tanto, que antes de comenzar la entrevista pide permiso para fotografiar la ampolla de EPO y los esteroides anabólicos que La Tercera obtuvo en mercados lícitos e ilícitos. Llama la atención su impresión ante los productos. Si supiera lo fácil que es obtenerlos, seguro sería distinta.
En Chile, el ISP es el orgamismo que regula cuéles medicamentos se venden y cuáles no, qué requisitos deben cumplirse para su comercialización y la forma en que serán adquiridos por el público. Según cuenta Muñoz, el caso de la Eritropoyetina (EPO) está normado, pero es en la práctica donde se vulnera.
"Es un medicamento registrado y autorizado. Obviamente la autorización es para personas con insuficiencia renal crónica, que se están dializando o en tratamientos oncológicos que desarrollan algún tipo de anemia", afirma.
En el caso de los esteroides, su venta en el país es completamente prohibida. "Sólo la Enandrolona está permitida, pero para el tratamiento de osteoporosis", aclara Muñoz. Y agrega: "Cuando son productos ingresados de manera irregular pueden ocurrir dos cosas: que sea efectivamente el medicamento señalado o que sea cualquier otra cosa".
De todas formas, la facilidad con la que puede adquirirse estas sustancias es una situación que, explica Muñoz, no puede regularse. "Sólo en las farmacias podemos ir a fiscalizar, pero en el caso de estas ventas ilícitas, ni siquiera podemos ir de incógnitos, porque es ilegal. La única forma de encontrarlos es sabiendo del local en donde se comercialice", agrega.
Falta educar
"Nuestras sospechas eran ciertas", dice Pablo Squella, presidente de la Comisión Antidopaje de Chile, respecto de la facilidad con la que en el país se puede adquirir sustancias prohibidas. El ex atleta reconoce que el reportaje publicado ayer en El Deportivo, "no sorprende mucho. Sabemos que hay muchos deportistas que realizan estas prácticas".
El dopaje en Chile está lejos de ser considerado un problema-país por las autoridades. El Decreto Supremo 466 del Ministerio de Salud, promulgado en 1984, tiene al tráfico de estas sustancias en el mismo escalafón que la venta irregular de un Paracetamol o Dipirona en una feria libre; así, es difícil de castigar. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o Europa, donde existen leyes específicas para sancionar la venta, porte o utilización de estos productos, en el país, las penas son irrisorias.
Si bien los casos no son tan masivos en el deporte de alto rendimiento (este año ha habido 10 positivos), las cifras en los deportistas aficionados son un completo misterio. En Policía de Investigaciones aseguran no tener cifras de decomisos de esteroides anabólicos, mientras que en internet existen sitios que, abiertamente, se dedican a la comercialización de estos productos. Mientras que el ISP tampoco presenta denuncias de venta iregular de EPO.
"En la clínica sí han llegado personas con trombosis por este problema, aunque nunca lo reconocen", dice Luis Vergara, deportólogo de la Red Christus UC.
Pero más que sancionar, la gran falencia que posee Chile está en la educación. Neven Ilic, Presidente del Comité Olímpico de Chile, asegura: "Ni nosotros, ni el Estado, ni las federaciones tienen un programa de ayuda o guía. No tenemos, y tampoco nos atrevemos a generarlo, un proceso de ayuda, porque es un tema muy sensible en todo el mundo. Existe el temor de que si recetamos una cosa, los deportistas se tomen otra y terminamos siendo culpables nosotros".
Desde el Ministerio del Deporte, la propia ministra reconoce que no existe mayor sanción. "Quien norma es la WADA y los organismos que dependen de ella y nos regimos por ellos. Ya es suficiente sanción que los atletas estén años sin poder competir", dice Natalia Riffo.
Así, ganar esta pelea es una tarea compleja. Al menos, la comisión antidopaje ha logrado realizar 1.300 controles sorpresa este año y, dentro de poco tiempo, desarrollará controles sanguíneos a los atletas federados. Mientras en gimnasios y en la calle, la venta de estos productos seguirá siendo impune.