Sólo si el Presidente peruano, Ollanta Humala, levanta el Estado de Emergencia decretado el lunes en la provincia cusqueña de Espinar, los mineros y la población estarían dispuestos a entablar un diálogo con el gobierno. Ello, con el fin de terminar con la huelga y las manifestaciones iniciadas hace 10 días en contra de la minera suiza Xstrata Tintaya, a la cual acusan de contaminar las aguas. La medida de excepción fue tomada luego de que los enfrentamientos entre los policías, lugareños y trabajadores finalizaran el domingo con dos muertos y más de 70 heridos. En un principio, el Frente de Defensa de los Intereses de Espinar le solicitó a la empresa un estudio ambiental de los ríos Salado y Cañipa, además de aumentar desde el 3% al 30% el aporte voluntario de utilidades anuales. Sin embargo, tras la declaración de Estado de Emergencia por 30 días -que impone el control policial con apoyo de las fuerzas armadas, suspende los derechos de inviolabilidad de domicilio y el libre tránsito- la posición de los manifestantes se radicalizó. Así, ahora quieren "que se retire directamente la mina", según señaló momentos antes de ser detenido ayer Herbert Huamán, presidente del Frente de Defensa, de acuerdo con el diario La República. El dirigente afirma que Xstrata Tintaya no desea dialogar, aunque según La República fue él quien se retiró de la mesa de negociaciones. Según informó ayer la agencia EFE, la policía ya tomó el control de la provincia, tras la detención de varios dirigentes.
Este es el segundo problema relacionado con minería y contaminación que enfrenta Humala. En la norteña región de Cajamarca se encuentra paralizado desde octubre de 2011 el proyecto Conga para la extracción de oro. Este conflicto provocó la primera crisis de su gobierno.