Un daño a la ciencia. Así define Randy Schekman, premio Nobel de Medicina 2013 y biólogo de la Universidad de Berkeley, el trabajo que hacen las revistas científicas tradicionales en una columna que publicó en el diario británico The Guardian.
Sus críticas fueron publicadas el 9 de diciembre, un día antes de recibir la medalla del Nobel junto a los científicos Thomas Südhof, de la U. de Stanford, y James Rothman, de la U. de Yale. Y apuntaron directamente a las revistas más prestigiosas: Nature, Cell y Science. "Las mayores recompensas a menudo son para los trabajos más llamativos, no para los mejores. Se supone que estas publicaciones de lujo son el paradigma de la calidad, que publican sólo los mejores trabajos de investigación... Pero la reputación de las grandes revistas sólo está garantizada hasta cierto punto", dijo en la columna.
La principal queja de Schekman es que los responsables de esas publicaciones no son científicos, sino profesionales del mundo editorial, con criterios muy distintos a los científicos, por lo tanto, dice, menos rigurosos.
Como reconoce que no publicar en esas revistas puede ser un problema para muchos científicos que necesitan de ese medio para tener becas y proyectos, llamó a sus colegas y a las universidades a boicotear a este tipo de publicaciones. "La ciencia debe romper la tiranía de las revistas de lujo", afirmó el biólogo. Como alternativa propuso publicar en revistas de difusión gratuita como eLIFE, donde él es editor, que aceptan los textos por su calidad científica, "sin mayúsculas artificiales".
Las respuestas de los editores de las revistas Nature y Science no se hicieron esperar y ayer fueron publicadas en el mismo diario británico. En ellas, destacan que su trabajo tiene como principal preocupación la divulgación científica y "no el eco mediático que puedan tener los artículos" y que tienen un amplio equipo editorial de revisores para seleccionar los trabajos que publican.
"La razón de ser de la revista es servir a la ciencia y los científicos, hacer esto es un principio fundamental, no un lujo", dijo Emilie Marcus, directora de Cell. Mientras Philip Campbell, director de Nature, indicó: "seleccionamos la investigación por su importancia científica".
En redes sociales, algunos científicos califican al Nobel de hipócrita, ya que les debe mucho de su éxito a las revistas que hoy denuncia y porque fue editor en PNAS (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), otra revista de prestigio en el mundo de la ciencia.
La crítica de Schekman, sin embargo, no es aislada. Peter Lawrence, biólogo de la U. de Cambridge, plantea lo mismo hace una década, por lo que se manifestó satisfecho de que Schekman aprovechara el premio Nobel para hablar del tema. "Lo que la ciencia necesita, dice, es autocrítica para que su financiamiento y comunicación pública sean eficiente", dijo al diario El País.