El chispazo. El peak para llegar a la gran idea. Durante los últimos años, la neurociencia se ha preocupado de estudiar particularmene este instante y las investigaciones están concluyendo que, lejos de ser una anécdota, constituye el momento clave de cualquier proceso creativo.
Tal como Isaac Newton miraba el paisaje a los pies de un árbol cuando cayó la manzana que le permitió llegar a la teoría de la gravedad, los chispazos ocurren en momentos poco esperados. Los científicos dicen que sucede porque para encontrar una buena idea, el cerebro debe abandonar los intentos por hallarla y desconectarse. Por eso las soluciones llegan en la rutina, cuando nos despertamos, cuando nos duchamos o damos un paseo.
El chispazo en la ducha
Un estudio de la Universidad de British Columbia, Canadá, desentrañó este momento. Los científicos descubrieron que hay dos redes -mallas de neuronas que se conectan entre sí- que son fundamentales.
La primera se llama red ejecutiva y se ubica en la corteza prefrontal, que está en la parte delantera del cerebro. Esta red la ocupamos para resolver problemas complejos y, según un estudio de la American University de Beirut, desde ahí funciona la llamada creatividad deliberada: la búsqueda consciente e incesante de una respuesta, escudriñando otras zonas del cerebro, como la temporal (ubicada en los costados y responsable del lenguaje).
La segunda red es la mecánica, que ocupamos en las tareas rutinarias que hacemos sin esfuerzo y sin pensar en ellas. Y que también se activa cuando soñamos despiertos o divagamos.
Cuando la red ejecutiva está afanosamente trabajando, explica Francisco Aboitiz, neurobiólogo de la U. Católica, no deja espacio para que el resto de las neuronas se conecten y aporten en la búsqueda.
Por eso, no es casualidad que muchas veces no logremos llegar a una solución. Cuando el cerebro se distrae, en cambio, la red mecánica empieza a funcionar y se activa un sinnúmero de nuevas conexiones que harán que la persona piense en nuevos elementos y se le ocurra algo brillante. La U. British Columbia, de hecho, descubrió que cuando el cerebro descansa, la red ejecutiva se vuelve a cargar gracias a su compañera, la red mecánica.
Lo mismo que dormir
Estudios anteriores han establecido que durante el sueño, el cerebro se transforma en un poderoso procesador, dedicado a analizar los datos almacenados sin las interferencias sensoriales del día. Soñar despierto, cerebralmente, es similar a dormir. Dice Aboitiz que hay una reactualización -como apretar F5 en el PC- que permite consolidar lo aprendido. "Hay pensamientos a los que no se puede llegar mientras tengas la red ejecutiva activada, porque los demás circuitos se inhiben", explica. Cuando descansa esta red -cuando se divaga- se incorporan los otros circuitos. Aline Wolf, profesora de Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, dice a La Tercera que "un repentino destello de creatividad se produce cuando distintas redes neuronales y procesos cognitivos permiten a la gente ver las conexiones que antes había obviado".
El proceso completo
Sólo el chispazo no basta. Cuando una persona necesita resolver algo requiere de perseverancia y conocimientos. Hay que sentarse a pensar y luego descansar para ayudar al cerebro. Una vez obtenida la idea, hay que evaluarla y hacerla sustentable, dice Pablo Muñoz, director de posgrado de la Facultad de Comunicaciones de la U. del Desarrollo. Pero la evaluación debe darse sólo en este momento y no mientras se divaga