Marta Harnecker se fue hace unos meses y no va a volver", contesta al teléfono desde Venezuela el recepcionista del Hotel Venetur Anauco Suites. El funcionario responde con certeza tras consultar a un superior que lo acompaña en el céntrico edificio de Caracas, donde se radicó la sicóloga chilena en 2002, cuando se transformó en una de las asesoras más importantes de Hugo Chávez.

La autora del famoso manual Conceptos elementales del materialismo histórico, que el presidente leyó en su juventud, se alojó en este lugar destinado a huéspedes oficiales gracias a una invitación directa que le hizo el gobernante. Entonces, la trataba como un ícono entre los pensadores marxistas de América Latina. Su permanencia en el hotel del Estado daba cuenta de la confianza y cercanía que tenía con Chávez.

Por esa razón, su traslado a un departamento de la ciudad fue interpretado como otro síntoma del distanciamiento personal y político que se ha producido con el mandatario.

A fines de 2006, estas mismas diferencias habrían provocado que Harnecker abandonara la oficina que ocupaba en el Palacio Miraflores, donde era conocida como uno de los cerebros de las definiciones teóricas de la revolución bolivariana.

Aunque todo este tiempo ha manejado el tema con discreción, la sicóloga confidenció su alejamiento del mandatario a un grupo de chilenos que visitó Venezuela, en septiembre de 2009. Con su estilo, duro y seco, esta mujer que no fuma ni toma café les dijo entonces: "Ya no soy amiga del Presidente Chávez".

No hubo mayores explicaciones de su parte, relata un testigo de la conversación. No obstante, en los círculos de poder de Caracas ya se sabía que Marta Harnecker no contaba con la simpatía incondicional del jefe de Estado, pese a que aún mantiene su respeto como intelectual y como la viuda de una figura histórica del gobierno de Fidel Castro, como fue Manuel "Barbarroja" Piñeiro, el fallecido jefe de los servicios de inteligencia cubanos.

Harnecker comenzó a tejer lazos con Chávez en 2002, cuando el presidente le concedió una extensa entrevista. Conocía su trabajo como investigadora y su compromiso ideológico con la revolución solialista. Ella aceptó casi de inmediato sumarse al grupo de asesores presidenciales del oficial de Ejército.

La sintonía entre ambos se profundizó entre 2002 y 2006. Fueron cuatro años en que se desempeñó como su asesora.

El diputado José Luis Farías, quien tuvo una breve participación en el gobierno de Chávez, relata que su principal aporte al proceso político en Venezuela fue "construir los lineamientos ideológicos" del discurso del presidente.

De acuerdo al parlamentario, que luego pasó a la oposición, la chilena participó en 2004 en el grupo de consejeros que definió "El nuevo mapa estratégico" de la administración venezolana. Ahí se planteaba, entre otras cosas, la fórmula para terminar con la pobreza y la eliminación de los latifundios.

En esos cuatro años, Harnecker también acompañó a Chávez a varias giras internacionales a bordo del avión presidencial. Un ex asesor de la chilena cuenta que, fiel a su disciplina, en una ocasión se concentró tanto en el trabajo que realizaba, que no se percató de que el gobernante había desviado la nave a Cuba. "¡Pero si llegamos a La Habana!", exclamó sorprendida.

En el Palacio de Miraflores disfrutaba entonces de un espacio privilegiado. Sin embargo, un amigo relata que ya tenía roces con el entorno del mandatario a causa de su carácter. Exigente y crítica del trabajo que se realizaba, agrega la misma fuente, ella no se ajustó al perfil de "asesor condescendiente", lo que habría incidido también en el enfriamiento de su relación con Chávez.

En uno de sus anónimos viajes a Chile, en octubre de 2007, su estilo quedó de manifiesto durante una charla que realizó en el restorán Off the Record, de Bellavista. Allí, ante Carlos Altamirano y Jorge Arrate, entre otros, valoró la experiencia política venezolana, aunque señaló sin ningún tapujo que Chávez no era un hombre prudente. "Debería decir las cosas de otra manera", dijo.

En esa línea crítica, Harnecker escribió el documento "Venezuela ante las elecciones presidenciales de diciembre de 2006". No pocos chavistas creen que el texto -escrito ese mismo año- contribuyó a que perdiera espacio en el gobierno.

En el documento reconoce los avances del gobierno bolivariano, pero cuestiona la falta de participación, "el flagelo de la corrupción", la disputa "por cargos en la dirección del proceso" y la ineficiencia del "viejo modelo de Estado".

Su amigo, el socialista chileno Esteban Silva, desdramatiza las discrepancias políticas entre ambos. "Las opiniones diferentes que se emiten en un plano intelectual no significa que se trate de un distanciamiento o una ruptura, cuando se hacen dentro de un proceso de transformación como el que vive hoy la Venezuela bolivariana".

No obstante, el diputado Farías relata que la viuda de "Barbarroja" desapareció del grupo de asesores del presidente a partir del 2006, bajo fuertes sospechas de un alejamiento entre ambos.

En 2008, Harnecker sostuvo un encuentro con integrantes de la ex Surda, el referente al que pertenecieron los mentores del presidente de la Fech, Gabriel Boric. Reunidos en un centro cultural de calle Cumming, la intelectual reveló que su principal crítica al gobierno de Chávez era la falta de participación ciudadana en el proceso revolucionario. A su juicio, se trataba de la piedra angular de lo que debe ser el socialismo del Siglo XXI que promueve el militar.

A varios de los presentes les sorprendió que cuestionara la burocratización del Estado, después de haber defendido por años el sistema cubano.

Los amigos chilenos de Harnecker aseguran que en los últimos años su ortodoxia marxista se ha flexibilizado, aunque, en lo sustancial, sigue siendo una defensora acérrima del socialismo. No todos en Caracas miraban con buenos ojos ese proceso.

En el encuentro que sostuvo con un grupo de chilenos que llegaron a Caracas en septiembre de 2009, la sicóloga comentó que el Centro Internacional Miranda, el instituto de estudios que dirigía en Caracas, ya no contaba con los mismos recursos de antes para difundir los principios de la revolución chavista.

Hoy su nombre no figura en el consejo directivo publicado en por el "think tank". En su entorno, aseguran, sin embargo, que sigue vinculada a él, aunque pasa mucho más tiempo fuera de Caracas dictando charlas y conferencias. Afirman, además, que ella divide su tiempo entre Canadá, donde vive su actual marido, y La Habana, donde reside su hija, Camila Piñeiro.