El pueblo español de Borja, con una población de 4.931 habitantes, ha experimentado un reciente boom del turismo. Pero los cerca de 30 mil visitantes que llegan cada año no viajan para disfrutar de la arquitectura medieval, de su museo arqueológico o de la emergente producción de vino. Vienen a ver el Ecce Homo, un fresco de 1930 que muestra a Jesús con una corona de espinas y que se volvió un fenómeno global hace cuatro años cuando se reveló que la octogenaria Cecilia Giménez, una de las feligresas de la iglesia Santuario de la Misericordia, había intentado retocar la envejecida pintura para así devolverla a su estado original. Según Christian Fraser, corresponsal de la cadena BBC, el resultado seguía pareciéndose al hijo de Dios, pero "pintado por un simio muy peludo que usó crayones". El Ecce Homo pronto fue apodado Ecce mono ("He aquí el mono") y se volvió conocido coloquialmente como la "bestia Jesús".
En un comienzo, los descendientes de Elías García Martínez, el artista que pintó originalmente la obra, estaban sumamente molestos porque su trabajo había sido destruido y el Centro para los Estudios de Borja consideró que era un acto de vandalismo. Giménez, amenazada con acciones legales por parte del Concejo de la ciudad, tuvo un ataque de ansiedad y cayó en cama. Pero, a medida que el Ecce Homo fue evolucionando y pasó de noticia local a meme global en internet, tanto la artista como el pueblo han visto el lado positivo de abrazar a su inusual mascota. Una imagen de la obra retocada aparece ahora en los boletos de lotería de la ciudad. Borja abrió recientemente un centro cultural dedicado a la pintura. Giménez consiguió un trato que le permite obtener una parte de las ganancias. Y los visitantes han acudido en masa al pueblo desde todas partes del mundo con el fin de ver uno de los desastres artísticos más épicos de todos los tiempos.
Hasta hace algunos años, la historia del Ecce Homo tal vez hubiera conseguido aparecer en una o dos guías turísticas regionales. Pero su descubrimiento coincidió con un momento cultural en el que, gracias a internet, los fiascos extraordinarios se han convertido en victorias en sus propios términos. #Fail (#Fracaso) ya no es el término peyorativo que alguna vez fue. Quizás, incluso es un sello de éxito. Las obras de arte fallidas, en particular, subvierten las nociones de lo que el arte debiera o no debiera ser, ofreciendo humor en la forma de percances pintados y exponiendo la fascinación humana por las equivocaciones y los tropiezos.
Lea Boecker, investigadora de la Universidad de Colonia, en Alemania, y experta en el estudio social de la cognición, ha analizado por qué a la gente le encanta ver cómo los demás cometen errores. En un estudio de 2015, determinó que una serie de voluntarios alemanes sonreían más al ver videos de jugadores holandeses perdiéndose un penal que goles de jugadores germanos.
El trabajo de Giménez genera la misma respuesta emocional, es decir la combinación idéntica de empatía y schadenfreude -término de origen alemán que alude al placer derivado de ver la desgracia de los demás- que atrae a cientos de millones de usuarios que ven videos de personas que intentan cargar sus celulares en microondas o que accidentalmente se queman el cabello o se caen de unos patines. Pero también apela a la popular tradición de internet de abordar el arte -particularmente el sagrado- sin mucha reverencia.
El Ecce Homo es más que una cara fea. La pintura y su subsiguiente "memeficación" caen dentro de una categoría más amplia de memes centrados en Jesús. Según el investigador Christopher M. Duerringer, colocar rostros familiares en situaciones inesperadas a través de la "retórica vulgar" tiende a "extender y subvertir las presunciones fundamentales y las prácticas asociadas con imágenes icónicas". En otras palabras, la "bestia Jesús" lleva el rostro de la cristiandad de regreso a sus orígenes tan humanos. Y si bien encarna la preocupación moderna con el #Fail, es sólo parte de una tradición mayor que consiste en burlarse del mal arte.
Existen incontables blogs dedicados a mofarse de las pinturas y las esculturas que de otra forma habrían sido olvidadas: el tumblr llamado "Los bebés feos del Renacimiento" (The Ugly Renaissance Babies) es un adictivo compendio de pinturas que muestran guaguas que parecen ancianos, gusanos, muñecas perturbadoras y Gollum de El señor de los anillos. Otros blogs como "Todo ese arte de mierda" (All This Shitty Art) y "El arte más malo y extraño" (The Weirdest, Worst Art) rinden homenajes a una amplia gama de artistas aficionados que publican su trabajo en internet. El reddit "Artistas delirantes" (Delusional Artists) es un lugar para reírse colectivamente y rascarse la cabeza ante las confusas maneras en que a veces se expresan los artistas. Y, por supuesto, la "bestia Jesús" es la estrella de su propio tumblr.
Incluso existe el Museo del Mal Arte, fundado en 1994 en Boston, dedicado a "construir el más fino establecimiento de arte malo del mundo". Unas pinceladas poco rigurosas usualmente no ameritan ser incluidas en la colección del museo. El curador Michael Frank dice que él prefiere "piezas que exhiban buena técnica aplicada a la creación de imágenes de gusto o significado cuestionables". Él apunta al cuadro bautizado apropiadamente como Vomitando cubos Rubik como un ejemplo perfecto. La pintura al óleo describe el juguete emanando de la boca de una "gárgola con apariencia de bufón" que aparece sobre un fondo azul, una imagen que Frank señala "sólo puede ser descrita como enigmática".
El mal arte no siempre genera una respuesta divertida, especialmente cuando se financia con los impuestos de los contribuyentes o cuando están involucradas figuras públicas. La obra llamada Gran anillo azul, una gran circunferencia de metal instalada en una calle de Calgary y avaluada en 470 mil dólares, fue calificada como "horrible" por el alcalde de la ciudad. El famoso y divisivo retrato de la reina Isabel II creado por Lucian Freud fue enaltecido por algunos que lo llamaron terriblemente honesto -el crítico de The Guardian lo tildó como una "pintura de experiencia"- mientras que el editor de British Art Journal declaró que la representación de la reina hecha por Freud hacía que ella pareciera "uno de los perros reales corgi tras sufrir un derrame cerebral".
Pero cuando no hay mucho en riesgo, el mal arte es sólo otro recordatorio de la falibilidad humana. La popularidad del centro cultural de Borka y el Museo del Mal Arte hacen referencia a un rasgo profundamente humano: sentir placer y empatizar con los errores de los demás. T
¿Por qué nos gusta el mal arte?
Otra demostración de lo mucho que nos interesan los errores y fracasos de los demás. <br>