Adriana Delpiano acababa de informar acerca del Premio Nacional de Periodismo 2015 y el receptor del mismo ya había dicho las palabras de rigor. La ministra de Educación, subrayando que debía iniciarse la deliberación del siguiente galardón, dio entonces por concluida la ceremonia.
Antes de partir, la secretaria de Estado repitió su aplauso para el premiado, Abraham Santibáñez Martínez, y se le sumaron los del resto del jurado que minutos antes falló por unanimidad en su favor: Claudio Elórtegui, rector de la U. Católica de Valparaíso; Alipio Vera, premio Nacional de Periodismo 2013; Rodolfo Armas, presidente del Instituto de Chile, y Ennio Vivaldi, rector de la U. de Chile. Este último fue particularmente efusivo. "Gracias por todo lo que ha hecho por Chile", dijo.
A juicio del jurado, el reconocimiento se confirió "en atención a su destacada trayectoria profesional, que incluye importantes aportes a la docencia universitaria y a la calidad del periodismo en Chile". También por su "inclaudicable defensa de la libertad de expresión, de la responsabilidad profesional y de la ética periodística".
Sonriente, Santibáñez citó un precepto en virtud del cual "la mejor manera de proteger la libertad de expresión es ejercer el periodismo responsablemente". Y añadió: "Cuando uno tiene una historia como la que sufrimos en la dictadura y se realizan los esfuerzos que estamos haciendo en todo sentido por mejorar la calidad del periodismo, yo creo que debo estar muy agradecido de recibir esta distinción".
Riguroso y aplicado
Nacido en Santiago (1938) y radicado en La Cisterna, este hijo de químico-farmacéutica estudió en el Instituto Nacional y, tras egresar, entró a Química y Farmacia. Pero le atraían más los diarios murales y no tardó en cambiarse a la Escuela de Periodismo de la U. de Chile, la primera fundada en el país.
En la década siguiente trabajó en la revista Vea y contribuyó a la reformulación de la revista Ercilla, de la que fue subdirector. En paralelo, hizo docencia en su alma máter, actividad que nunca abandonó. Como un profesor "riguroso" y "aplicado" lo define una alumna de esos años, quien recuerda una ocasión en que reprendió públicamente a un estudiante por usar información de un texto periodístico haciéndola pasar por propia. Etica es el ramo que hoy enseña en la UDP, donde hace clases desde su creación, en 1988. Adicionalmente, integra el Tribunal Nacional de Ética y disciplina del Colegio de Periodistas y es miembro del Consejo de Etica de los Medios de Comunicación.
Tras el "Once" y las restricciones a la libertad de información, Santibáñez sigue a Emilio Filippi y junto a ex miembros de Ercilla echan a andar la revista Hoy, uno de los medios más importantes de la oposición a Augusto Pinochet, siendo subdirector hasta 1986. Ese año asume la dirección, cargo que mantiene hasta 1990, cuando el Gobierno de Patricio Aylwin lo invita a dirigir el diario La Nación, lo que haría a lo largo de toda esa administración.
Autor de libros que formaron a generaciones de estudiantes (Periodismo interpretativo, Introducción al periodismo), su valía fue destacada ayer por Ascanio Cavallo, ex alumno suyo en la Universidad de Chile y subordinado en revista Hoy. "Abraham es un maestro en el doble sentido de la palabra: ha ejercido el periodismo en un nivel excelso, siempre con una admirable modestia, y ha educado a muchas generaciones de aprendices del periodismo, entre los cuales tengo por honor estar incluido", señala Cavallo, quien adhirió a una postulación presentada individualmente por funcionarios del Instituto de Chile, del cual Santibáñez es secretario.
En tanto, el director de la Escuela de Periodismo de la UDP, Carlos Aldunate, señala que el premiado "encarna el periodismo clásico, el de la objetividad y la tercera persona, el que respeta los datos y degrada las impresiones personales, el que busca la corrección narrativa por sobre la estética. Un periodismo que parece acabarse con las redes sociales". Su trabajo, concluye, "será siempre un testimonio de calidad y de mesura en nuestra profesión".