Generar conciencia sobre la importancia que tienen las aves migratorias para la biodiversidad de la Isla de Chiloé será la principal temática del festival que se llevará a cabo el 23 y 24 de noviembre en la localidad de Putemún, a 10 kilómetros de Castro.
El evento, organizado por la ONG Centro de Estudios y Conservación del Patrimonio Natural (Cecpan), busca congregar a más de cinco mil asistentes, quienes se espera lleguen de distintas comunas de Los Lagos.
"Queremos mezclar la ciencia con la música y lo más tradicional de nuestra zona. Es la única manera en que podremos crear un mejor lugar", sostiene Tomás Jorquera, coordinador de la iniciativa.
Destaca que, durante todo el año, Chiloé recibe más de 16 especies de pájaros en los diversos humedales de la isla. Añade que, en los meses más fríos, éstos llegan desde la cordillera y la Patagonia chileno-argentina.
A esto se suma que cada año, entre octubre y abril, cerca de 28 mil ejemplares migran desde el hemisferio norte, escapando del invierno boreal. "Vienen desde la tundra ártica de Norteamérica. Llegan a alimentarse a los humedales costeros", afirma Jorquera.
Jorge Valenzuela, biólogo de la zona, expresa que el evento, que cumple este año su tercera versión, ha generado empatía entre los pobladores de la isla: "El primer festival de aves migratorias lo realizamos en San Juan (Dalcahue), el segundo en Quilo (Ancud). Han sido experiencias didácticas para la gente que no conoce el tesoro que hay en nuestras tierras. Ellos, incluso, buscan repetir la iniciativa en sus propias localidades".
El encuentro, que es de carácter gratuito, contará con espacios informativos sobre la cultura y naturaleza de Chiloé, con exposiciones, charlas y talleres, además de la habilitación de espacios de educación ambiental para jóvenes, niños y niñas. También habrá gastronomía típica y artesanía.
El investigador Jorge Valenzuela especifica que entre las especies que viajan hasta Chiloé están el chorlo chileno y el flamenco chileno, pero que el zarapito de pico recto es la más reconocida entre los chilotes, debido a su gran población.
"Su historia no es muy difundida, pues está solamente algunos meses en los humedales. Acá llega el 90% de su población. Ellos viajan más de 15 mil kilómetros desde Alaska y llegan a alimentarse. Pesan alrededor de 300 gramos y, para regresar al norte, deben pesar el doble", recalca.
Por eso destaca que debe existir un conocimiento, cuidar las áreas protegidas y respetar los procesos de alimentación de las aves.
"Cuando están acá debemos cuidarlas. No acceder a las playas con perros, porque se puede interrumpir el proceso de descanso y alimentación en bajas mareas", añade Valenzuela.