Aunque Africa lo inspiró a tomar la cámara por primera vez, fue América el continente que le otorgó el reconocimiento global como fotógrafo. Tenía 26 años y el brasileño Sebastião Salgado trabajaba como economista de la Organización Internacional del Café (OIC) en París, cuando en 1971 pisó por primera vez Ruanda. Antes de partir le pidió prestada a su esposa su cámara Leica, comprada cuatro años antes. No se imaginaba que ese era el comienzo de una nueva travesía en su vida: Salgado se fascinó con la belleza virgen del continente negro y se impactó con la miseria de su pueblo. Registró a los nómades en el desierto y las secuelas de la guerra. La cámara se transformó en una especie de droga de la cual el brasileño no ha querido rehabilitarse.

Al volver a París, su lugar de residencia, Salgado dejó la economía para siempre y se embarcó en la fotografía. Su siguiente parada fue América, con un proyecto de largo aliento: entre 1977 y 1984 recorrió Guatemala, México, Brasil y Bolivia, capturando la singularidad de cada país y detectando también el hilo conductor que une a las personas de este continente. Dos años después, logró publicar el trabajo en su primer libro: Las dos Américas, editado por el sello francés Contrejour, que tuvo un inusitado éxito. Fue tempranamente traducido a cuatro idiomas, recibió varios premios y le sirvió de espaldarazo para que el fotógrafo consolidará su ingreso a la Agencia Magnum.

En octubre de 2016, 75 imágenes de aquella emblemática serie aterrizarán en Chile, en lo que será la primera muestra de Sebãstiao Salgado en el país. Se trata de una de las apuestas del Centro Cultural Las Condes, que tras el éxito de público de la muestra de la fotógrafa estadounidense Vivian Maier (traída en conjunto con Fundación Itaú) y que suma 50 mil visitas, quiere seguir explorando el formato fotográfico.

Desde temprano, Salgado reflejó a través de sus imágenes su compromiso social y su especial sensibilidad con la naturaleza. Hoy está convertido en uno de los fotógrafos más importantes del mundo. En 2007 recibió el Príncipe de Asturias, y el documental La sal de la tierra (2014), dirigido por Wim Wenders y que muestra la aventura del brasileño por los cuatro continentes, fue nominado al Oscar y recibió el Premio Especial del Jurado en Cannes.

Actualmente, Salgado maneja su propia agencia en París, Amazonas Images y en Brasil creó la Fundación Tierra que lucha por la protección del ecosistema del Amazonas.

"Lo que caracteriza a Salgado es sin duda su fuerte conexión con la tierra, los hombres que la trabajan, el paisaje natural y humano, es alguien que naturalmente tiene la mirada realista y mágica de Robert Capa y Cartier Bresson", dice la curadora y gestora cultural Verónica Besnier.

Responsable de traer las fotografías de Vivian Maier a Chile y las de Sergio Larraín al Museo de Bellas Artes, Besnier está también detrás de la exhibición de Salgado. "He estado persiguiendo esta muestra durante cuatro años y finalmente mi solicitud rindió frutos; creo que por la experiencia que he acumulado durante estos años, pero también por los buenos antecedentes que va adquiriendo Chile como un buen receptor de muestras de arte. El trabajo de Salgado es solicitado en el mundo entero; ahora queda intentar traerlo a él a Chile, eso dependerá de su agenda", dice, quien además gestiona una muestra del fotógrafo y sacerdote austríaco Martin Gusinde, quien registró las culturas indígenas de Tierra del Fuego y que se expondrá en octubre en el Museo de Bellas Artes.

La muestra de Vivian Maier finaliza mañana convertida en el mayor éxito expositivo de los últimos años en el centro cultural, con más de 50 mil visitas en dos meses. "Ha sido un verdadero fenómeno que ha atraído a un público transversal, jóvenes, gente mayor, artistas, fotógrafos, todo tipo de personas. Creo que su obra genera una conexión directa y muy especial con el público, a todos les emociona", dice el director del centro cultural, Francisco Javier Court.

Las fotografías de Maier se expondrán en el Parque Cultural Valparaíso, desde el 17 de diciembre, y las de Sergio Larraín aterrizarán en el Palacio Baburizza el 15 de enero.