Señor director:

En el sector público, al asumir un gobierno se generan cambios de directores por confianzas, cambios por concursos, alta dirección y también se asignan los asesores. Hasta aquí, todo normal.

El problema es que esos asesores participan en el despido, incorporación o mejoramiento de grados de funcionarios (políticos). Eso está mal, por la discriminación que generan, promocionando el ingreso de amigos, familiares, subordinados políticos o acreedores de tal o cual campaña.

Como mencionó el presidente de la Asociacion Nacional de Empleados Fiscales (Anef), Raúl de La Puente, “los servicios se transforman en botín de guerra”, a expensas de la Contraloría que poco y nada puede hacer.

La solución es un escalafón único de funcionarios a contrata que determine las antigüedades y función de ellos en su servicio y la creación de  una superintendencia que fiscalice.

Mauricio Salgado